Para un niño o adolescente, sufrir la desaparición de su padre, madre o algún familiar cercano puede generar afectaciones tanto físicas como emocionales, entre ellas insomnio, problemas para concentrarse, cambios en la alimentación y falta de motivación, aseveró Sofía Virgen, integrante del área de atención sicosocial del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad).
Indicó que mediante 12 talleres en los que participaron 22 menores y en los acompañamientos individuales que brinda esta organización radicada en Guadalajara, Jalisco, el Cepad documentó que la desaparición de un ser querido también tiene efectos en el rendimiento escolar, e incluso algunos niños señalaron haber sufrido acoso o bullying por esta situación.
Virgen explicó que este centro acompaña principalmente casos de niños y adolescentes que tienen a su padre o madre desaparecido, pero recientemente, explicó, ha habido más solicitudes de menores que se han visto afectados por la ausencia de algún conocido, como un vecino u otra persona importante para su comunidad.
A lo largo de estos acompañamientos, señaló, hemos observado que cuando no se conoce el paradero de un ser querido “se trastoca la cotidianidad del niño o adolescente porque no está la persona a la que aman, cambia su rol dentro de la dinámica familiar y hay confusión de papeles y cambios económicos”.
En la vida escolar se refleja en su capacidad de retención y concentración, y si en el colegio “no hay suficiente información ni apoyo y conocimiento de cómo actuar en estos casos, se vuelve más complicado, porque incluso es también frecuente que el bullying o acoso escolar se aparezca por esta estigmatización social hacia las personas desaparecidas”, ahondó la especialista.
Sugerencias
Virgen señaló que el Cepad presentará el próximo jueves un fanzine llamado Infancias Sonoras, resultado de los talleres en los que participaron niños y adolescentes con familiares ausentes, de la zona metropolitana de Guadalajara y otras.
En la publicación plantean sugerencias para acompañar a los menores: “Se hace hincapié en que es importante hablar sobre el tema, escucharlos y permitirles que decidan por sí mismos de qué manera involucrarse en los procesos de búsqueda e investigación”.
Según cifras oficiales, Jalisco es la entidad con más casos de desaparición (15 mil 42), seguido por el estado de México (12 mil 273) y Veracruz (7 mil 491).
Sobre los apoyos que brindan las autoridades para atender las afectaciones que sufren los menores, Virgen mencionó que en Jalisco se tienen programas de acompañamiento en el DIF estatal y en la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, pero “las familias comentan que es difícil tener acceso” y la atención no es pronta.