La pandemia de covid-19 dejó a Rodrigo García y Mariana Ollín Olivos sin alternativas de trabajo, por lo que se vieron en la necesidad de incursionar en la producción y transformación de alimentos –entre ellos los dulces artesanales– a partir de insumos como el amaranto y la miel, sin el uso de conservadores, además de dedicarse a hacer pan de masa madre, para lo cual se valen de procesos más lentos de fermentación o en frío, con el que eliminan las harinas blancas para tener un producto fermentado y con mejores propiedades que un pan industrial.
“Nuestra idea es que este tipo de productos, que también forman parte de una alimentación sana y alternativa, sean asequibles para las personas y no nada más un lujo, porque queremos que sea también un derecho y parte de la alimentación común”, afirma Rodrigo.
Reconoce que la transformación de alimentos que realizan con la recuperación de recetas tradicionales en los panes y dulces como los puerquitos de piloncillo, las galletas de nata, tamarindos y mazapanes, tienen un costo mayor que los de origen industrial, “pero son de mejor calidad”.
Con los conocimientos de Patricia Morán, madre de Mariana, conformaron en 2021, en San Antonio Tecómitl, Milpa Alta, la cooperativa Xochitetl, que significa “flor de piedra” o “piedra floreada”, dedicada a la producción y transformación de alimentos.
Los otros dos socios son Jorge –quien se encarga del mantenimiento de la maquinaria– y Rafael Olivos, “mi papá, quien ha invertido en la construcción del taller para trabajar, aunque eso implicó tomar el salón de mi mamá”, dice Mariana.
Tras conocer el programa de cooperativismo de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, ingresaron su solicitud, la cual fue aprobada, por lo que recibieron un apoyo de 35 mil pesos el primer año y los gastos notariales de registro de la cooperativa.
El recurso se hace chiquito
En el segundo año, que es el de fortalecimiento, les entregaron 108 mil pesos y esperan que este 2023 y el siguiente les den la misma cantidad a fin de continuar con la adquisición de maquinaria, insumos y para aumentar su producción.
“Al principio, como no tienes nada, pues esa cantidad se nos hacía mucho, pero ya después, como empiezas y ya vas conociendo la maquinaria, lo que se necesita y los canales de distribución, pues empiezas a darte cuenta que es poco y justo se necesita más”, revela Rodrigo.
Los puntos a los que dirigen sus artículos son mercados alternativos, como el de Tlalpan, Xochimilco y el Mercado de la China, que se ubica en Clavería, e incluso han sido invitados al conjunto cultural Los Pinos, lo que les representa ventas de dos o tres días a la semana con ingresos entre mil y mil 800 pesos por día.
Esa cantidad no es suficiente para los gastos, pagar sueldos o gasolina, aunque están convencidos de que “es un proyecto del cual queremos vivir, pero apenas se trabaja para eso porque las exigencias de la vida son muy caras; no nos alcanza, pero nos echamos la mano entre todos”.
Patricia detalla que los productos que elaboran son marranitos de piloncillo, galletas de nata, gomitas de fruta, galletas de pinole, mazapanes con harina de amaranto, dulce suave de amaranto con arándanos o con semilla de girasol, “estos dos últimos son los preferidos de los deportistas”.
Con la incursión en la tiendita Momoxca, que es una iniciativa de productores de San Antonio Tecómitl y de Milpa Alta, y “más invitaciones a presentarnos en diversos espacios, esperamos mejorar nuestras ventas y consolidar nuestra cooperativa, donde las recetas de mi mamá nos ayudaron a iniciar este sueño que esperamos mantener muchos años”, finaliza Mariana.