Los Ángeles. Burt Bacharach, el talentoso compositor popular que iluminó los arreglos estrafalarios y melodías inolvidables de Camina por, ¿Conoces el camino a San José? y decenas de otros éxitos, murió a los 94 años.
Falleció el miércoles en su casa en Los Ángeles por causas naturales, informó ayer su publicista, Tina Brausam.
En los pasados 70 años, sólo John Lennon, Paul McCartney, Carole King y otros pocos rivalizaron con su ingenio para crear canciones pegajosas que fueron interpretadas mucho tiempo. Tuvo decenas de éxitos de la década de 1950 al siglo XXI, y su música se escuchaba en todo, desde bandas sonoras para películas hasta la radio, estéreos en casa e iPods, incluyendo Alfie, I Say a Little Prayer, I’ll Never Fall in Love Again y This Guy’s in Love with You.
Dionne Warwick fue su intérprete favorita, pero en equipo con su letrista Hal David, también creó material de primera para Aretha Franklin, Dusty Springfield, Tom Jones y muchos otros. Elvis Presley, los Beatles y Frank Sinatra fueron algunos de los innumerables artistas que interpretaron sus canciones, entre los más recientes que las cantaron o usaron para sampleos destacan White Stripes, Twista y Ashanti. Tan sólo Caminando por fue interpretada por artistas como Warwick, Isaac Hayes y la banda punk británica The Stranglers y Cyndi Lauper.
Rock, jazz y música de concierto
Bacharach era innovador y al mismo tiempo admirador del pasado; su carrera parecía ir en paralelo con la era del rock. Creció escuchando jazz y música clásica, no era muy asiduo al rock cuando comenzó a trabajar en los años 50. Su sensibilidad solía parecer más alineada con Tin Pan Alley que con Bob Dylan, Lennon y otros compositores que surgieron después, pero los roqueros apreciaban la profundidad de su, en apariencia, anticuado sentimiento.
“La versión resumida de él es que tiene que ver con algo fácil de escuchar”, afirmó Elvis Costello, quien compuso el álbum de 1998 Painted from Memory con Bacharach, en una entrevista de 2018 con The Associated Press. “Quizá sea agradable escuchar esas canciones, pero no hay nada sencillo en ellas. Intenta tocarlas, cantarlas”.
La caja de álbumes y material especial The Songs of Bacharach & Costello, saldrá a la venta el 3 de marzo.
Bacharach triunfó en muchas formas de arte. Ganó ocho Grammys, premios en Broadway por componer la música de Promesas, promesas y tres Óscares, dos en 1970 por la música de Dos hombres y un destino y por la canción Gotas de lluvia sobre mi cabeza (que compartió con David). En 1982, él y su entonces esposa, la letrista Carole Bayer Sager, ganaron la estatuilla de la Academia por Arthur (Arthur, el millonario seductor).
El compositor solía ser invitado a la Casa Blanca, sin importar si los presidentes eran republicanos o demócratas. En 2012, Barack Obama, quien cantó un fragmento de Camina por, le entregó el Premio Gershwin.
Numerosos romances
En su vida y su música destacaba. A su colega Sammy Cahn le gustaba bromear que el alegre Bacharach, de cabello quebrado, era el primer compositor que conoció que no se veía como un dentista. Bacharach era un swinger, como llamaban a esos hombres en su época, sus múltiples romances incluían a la actriz Angie Dickinson, con quien estuvo casado de 1965 a 1980, y Sager, su esposa de 1982 a 1991.
Se casó cuatro veces, pero sus relaciones más duraderas eran laborales. Era un perfeccionista al que le llevó tres semanas componer Alfie y podía pasar horas arreglando un simple acorde. Sager alguna vez observó que las rutinas de la vida del músico eran las mismas, sólo cambiaban las esposas.
Comenzaba con las melodías, fuertes, pero intercaladas con ritmos cambiantes y armonías sorprendentes. Reconocía en su estilo la influencia del bebop y su educación musical clásica, en especial bajo la tutela del famoso compositor Darius Milhaud. Alguna vez tocó una pieza para piano, violín y oboe que tenía una melodía que le avergonzaba, pues la música atonal de 12 notas estaba en boga en ese entonces. Milhaud, a quien le gustaba la pieza, le aconsejó: “nunca tengas miedo de la melodía”.
“Ese fue un gran consejo para mí”, recordó Bacharach en 2004.
Era en esencia un compositor pop, pero sus temas se volvieron éxitos para artistas country (Marty Robbins), R&B (Chuck Jackson), soul (Franklin, Luther Vandross) y synth-pop (Naked Eyes). Llegó a una nueva generación de escuchas en los años 90 con la ayuda de Costello y otros. Uno de sus éxitos es Cerca de ti, popularizada por los Carpenters.
Mike Myers recordaba escuchar la sensual La mirada del amor en la radio y encontrar así inspiración para sus comedias de espías retro Austin Powers, en las que Bacharach hizo cameos.
En el siglo XXI, seguía probando nuevos terrenos, escribía sus letras y grababa con el rapero Dr. Dre.
Estuvo casado con su primera esposa, Paula Stewart, de 1953 a 1958, y por cuarta ocasión con Jane Hansen, en 1993. Le sobreviven Hansen, así como sus hijos Oliver, Raleigh y Cristopher, dijo Brausam. Su hija con Dickinson, Nikki, falleció antes que él.
Bacharach conocía muy bien las mieles del éxito, pero recordaba sus orígenes humildes, un chico bajito que se sentía tan incómodo por ser judío que incluso se mofaba de otros judíos. Su libro favorito cuando era niño era Ahora brilla el sol, de Ernest Hemingway.
Nació en Kansas City, Misuri, pero pronto se mudó a Nueva York. Su padre era columnista, su madre pianista, ella lo impulsó a estudiar música. Aunque estaba más interesado en los deportes, practicaba el piano cada día después de la escuela para no decepcionar a su madre. De jovencito, se solía colar a los clubes de jazz con una identificación falsa y así pudo escuchar a grandes como Dizzy Gillespie y Count Basie.
“Eran tan increíblemente emocionantes, que de pronto me interesé en la música de una forma que nunca lo había hecho”, recordó en su libro de memorias Anyone Who Had a Heart, publicado en 2013. “Lo que escuché en esos clubs me cambió la cabeza”.
McGill y el ejército
Ingresó al conservatorio de música en la Universidad McGill en Montreal. Compuso su primer tema ahí. Lo enrolaron en el ejército a finales de los años 40 y seguió en servicio durante la guerra de Corea. Pero los oficiales en Estados Unidos se enteraron de su talento musical y lo querían tener cerca. Finalmente, viajó a Alemania, donde compuso música de orquesta para un centro recreativo en la base militar local.
Después de ser dado de baja, regresó a Nueva York. Al principio no tuvo mucho éxito como compositor, pero se volvió un arreglista y acompañante popular; salió de gira con Vic Damone, The Ames Brothers y Stewart. Cuando un amigo que había estado de gira con Marlene Dietrich no pudo hacer un show en Las Vegas, le pidió que lo remplazara.
El músico y la alemana rápidamente compaginaron y Bacharach viajó por el mundo con ella a finales de los años 50 y comienzos de los 60. En cada concierto ella lo presentaba así: “Me gustaría que conocieran a este hombre. Es mi arreglista, mi acompañante, mi director y desearía decir que es mi compositor, pero no es verdad. Él es el compositor de todos… ¡Burt Bacharach!”
Por ese entonces conoció a su alma gemela en la composición, David. Trabajaban en una diminuta oficina en Broadway, donde hicieron su primer tema que vendió un millón, Momentos mágicos, interpretada en 1958 por Perry Como. En 1962 descubrieron a una corista de The Drifters, Warwick, quien tenía “una gracia y elegancia muy especiales”, recordó Bacharach.
El trío produjo un éxito tras otro. Las canciones eran tan complicadas de grabar como fáciles de escuchar. A Bacharach le gustaba experimentar con los arreglos, como tener dos pianistas en Camina por, tocando ligeramente desincronizados para dar a la canción una sensación “escarpada”, escribió en sus memorias.
La asociación Bacharach-David terminó con el fracaso de una nueva versión del musical Lost Horizon, de 1973. Bacharach se deprimió tanto que se aisló en su casa de verano en Del Mar y se negaba a trabajar.
“No quería componer con Hal ni con nadie”, contó a Ap en 2004. Tampoco cumplir con un compromiso para grabar a Warwick. Ella y David lo demandaron.
Bacharach y David se reconciliaron. Cuando este último murió, en 2012, Bacharach lo elogió por componer letras “como una película en miniatura”.
Logró volver a trabajar y prometió que nunca se retiraría, estaba convencido de que una buena canción puede hacer una diferencia.
“La música suaviza el corazón, te hace sentir algo si es buena, te trae emoción que quizá no habías sentido”, señaló a Ap en 2018. “Es algo muy poderoso si logras hacerlo, si tienes en tu corazón algo así”.