De forma sorpresiva, ayer la junta de gobierno del Banco de México (BdeM) volvió a aumentar, por decisión unánime, en medio punto porcentual su tasa de referencia para llevarla a 11 por ciento, la más alta desde 2008, cuando adoptó los ajustes como el principal instrumento de política monetaria. El incremento fue la reacción del banco central ante datos que mostraron que la inflación no retrocede a la velocidad que se había anticipado.
Con este incremento, la tasa de referencia, que define el costo al que se financian empresas y familias, suma 14 alzas consecutivas con las que el banco central ha buscado frenar la inflación. En las dos últimas reuniones el aumento ha sido de medio punto, mientras en las cuatro ocasiones anteriores fueron de tres cuartos de punto porcentual en cada una.
En su comunicado de política monetaria el banco central anticipó que “ante la postura monetaria que ya se ha alcanzado y en función de la evolución de los datos, el incremento en la tasa en la próxima reunión podrá ser de menor magnitud”.
En la más reciente encuesta quincenal de Citibanamex, publicada el martes pasado, los analistas de las 33 instituciones financieras consultadas pronosticaban que el banco central incrementaría su tasa de interés en 0.25 puntos porcentuales.
Con la decisión de este jueves, el Banco de México se desacopló de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), dado que en sus anteriores siete reuniones el incremento de la tasa fue en una proporción similar a la de su contraparte estadunidense, que la semana pasada la elevó en un cuarto de punto.
La tasa de referencia es una herramienta que usa el banco central para cumplir su objetivo de inflación. Menor tasa de interés implica un abaratamiento del crédito para proyectos de empresas o el consumo de las familias; en cambio, incrementarla limita estas decisiones, al elevar el costo del financiamiento.
El encarecimiento del crédito se da en un contexto en el que el propio BdeM señala que en el cuarto trimestre de 2022 la economía mexicana continuó creciendo, aunque perdió dinamismo respecto de lo observado en los trimestres previos.
Para 2023 y 2024, las expectativas de inflación del banco central se incrementaron nuevamente: para el primer trimestre de este año la elevó de 7.5 a 7.7 por ciento y para el último trimestre de 4.2 a 4.9. Para el cierre del siguiente año, de 3 a 3.1 por ciento. El objetivo de inflación es 3 por ciento, con un intervalo de variación de un punto porcentual hacia arriba o abajo.
Mensaje contundente
Analistas de Monex enfatizaron que el anuncio fue una sorpresa, pero si se considera el tono de las comunicaciones anteriores y sobre todo la dinámica de inflación reciente, “parece un movimiento congruente con el fortalecimiento de la postura restrictiva que se requiere en estos momentos de crecimiento acelerado de los precios.
“Es posible que en la próxima la tasa alcance un nivel de 11.25 por ciento. A partir de ahí, creemos que la disminución en las expectativas de inflación por la inercia de las bases de comparación permitirá que los esfuerzos se centren en evitar un sobreapretamiento de las condiciones.”
Para Arturo Huerta, profesor-investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, este nuevo incremento únicamente beneficia a los bancos, que en 2022 registraron ganancias históricas por 236 mil millones de pesos, 30 por ciento más que en 2021.