La ministra Norma Piña se convirtió en presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nacional (SCJN) gracias a que el Ejecutivo federal ya no designa ese ni otros cargos, sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Subrayó que con los cambios y la transformación que se ha emprendido en su gobierno hay una separación de los poderes de la Unión: “ustedes imaginan el cambio que significa. O sea, la señora presidenta de la Corte –para hablar en plata– está por mí de presidenta”.
–¿Por qué?
–Ah, sí, porque antes el presidente ponía y quitaba a su antojo al dirigente de la Corte.
En su conferencia de prensa diaria, el mandatario expuso que era el jefe del Ejecutivo federal quien nombraba al titular del Poder Judicial, así como a diputados, senadores y gobernadores. Y a su vez, éstos nombran alcaldes, legisladores locales y al titular del tribunal local; “eso todavía está, porque es un proceso que debe ir cambiando”, apuntó.
Como ejemplo, relató que cuando fue jefe de Gobierno, los integrantes del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad lo buscaron de manera insistente para que “dictara línea” en la renovación de la presidencia de esta instancia, lo cual rechazó hacer y les respondió: “no, elíjanlo ustedes. Pero hasta raros se sentían”.
Luego de ponderar que ha cambiado esta tendencia en su gobierno, por lo que “estamos viviendo un momento estelar”, refirió que hasta el sexenio pasado era el secretario de Gobernación quien se encargaba de hablar “uno por uno” con los actores políticos para establecer las posturas de la administración.
“Entonces, estamos viviendo un momento extraordinario. ¿Por qué?, porque nos hace libres. Si se tiene empleados en la Corte y hay corrupción de jueces, yo me tengo que quedar callado; entonces, si somos independientes podemos hablar. De por sí a mí no me gusta ser tapadera de nadie, nunca lo he sido”, agregó.
Reiteró que él proponía –en referencia a la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral que presentó al Congreso, pero que no obtuvo los votos suficientes– que en el caso de los consejeros electorales la definición se diera mediante una votación de la ciudadanía entre 20 candidatos sugeridos por cada uno de los poderes de la Unión.
En cambio, preguntó: “¿cómo están los de ahora? ¿Cómo los nombraron? Pregúntenles quién los nombró; o sea, tres nombrados por un partido, tres por otro y uno o dos por el resto de los partidos. Eso no”.
Destacó que las designaciones que se hacían desde la Presidencia eran una “regla de oro” que se atribuye al ex presidente Adolfo Ruiz Cortines, pero que en realidad se instauró con Porfirio Díaz.