Ciudad de México. El gasto público en infraestructura registró un incremento anual de 25.2 por ciento el año pasado, el mayor desde 2009, impulsado por prácticamente todos sus componentes, con excepción del educativo y parte de energético, lo que no implicó el recorte de las erogaciones hacia programas de desarrollo social, reportó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
“En estos primeros cuatro años las políticas económicas y sociales implementadas por el gobierno de México han logrado romper lo que era una percepción sobre un efecto tijera con respecto al gasto de inversión y al gasto social”, comentó una semana atrás Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, durante la presentación del Informe de Finanzas y Deuda Pública al cierre de 2022.
De acuerdo con los datos de Hacienda, el año pasado la inversión física –obra pública y los gastos asociados a ella– sumó 458 mil 802.1 millones de pesos, 25.2 por ciento más que en 2021, a raíz de un incremento en prácticamente todos sus componentes. Los recursos destinados a educación cayeron 4.4 por ciento; mientras, dentro de energéticos, el eléctrico lo hizo en 20.6 por ciento.
La inversión física en el sector de hidrocarburos, por el contrario, aumentó 14.8 por ciento; en comunicaciones y transportes, lo hizo 1.4 por ciento; 50.2 por ciento en salud; 65.7 por ciento en abastecimiento, agua potable y alcantarillado, y en otras áreas avanzó un promedio de 40.1 por ciento, respecto a 2021.
“Usualmente se pensaba que si subía el gasto social bajaba el gasto de inversión o viceversa. Durante la presente administración esto se ha roto y prácticamente se han logrado romper las tendencias de caídas en la inversión pública y falta de incremento en el gasto social. Los dos gastos se han incrementado, sin necesidad de incrementar el ratio deuda/producto interno bruto”, aseguró el subsecretario.
Datos de Hacienda muestran que esto no ha sido así durante los cuatro años que acumula la actual administración. El gasto en desarrollo social reporta un crecimiento promedio de 3.8 por ciento en términos reales, mientras el destinado a inversión física ha avanzado 6.4 por ciento, sobre todo por el empuje de 2022.
A diferencia del gasto en obra pública que iniciada la actual administración registró un descalabro de 11.8 por ciento –que luego fue compensado por un incremento de 11.9 por ciento en 2020 y de 0.2 por ciento para 2021–, las erogaciones en desarrollo social han mantenido un avance que en mayor o menor medidas se ha mantenido durante los cuatro años que lleva la actual administración.
Sin embargo, dentro del gasto en desarrollo social hay rubros que acumulan una caída neta como saldo de la actual administración. En promedio las erogaciones a protección ambiental se han reducido 4.9 por ciento por año; las de recreación y cultura lo han hecho en 1.5 por ciento; uno por ciento en educación y 37.9 por ciento en otros asuntos.