Cercano el 17 aniversario de la explosión en la mina Pasta de Conchos, los cuerpos de 63 de los 65 mineros fallecidos el 19 de febrero de 2006 permanecen sepultados bajo toneladas de rocas, sin que tres gobiernos hicieran el menor intento por rescatarlos (Fox, Calderón y Peña Nieto) y otro (López Obrador) encargara esa labor a una lerda funcionaria (Luisa María Alcalde) con nulos resultados. En paralelo, Germán Larrea y su Grupo México se mantienen impunes.
Vicente Fox nunca se apersonó en la zona del desastre ni dio la cara a los familiares. En cambio, a los cinco días del supuesto operativo de rescate se lavó las manos, utilizó al Ejército para contener a los deudos y ofreció “investigar a fondo qué sucedió”. Cero resultados. Felipe Calderón, ya como inquilino de Los Pinos, pro-metió “hacer todo lo posible para que los cuerpos tengan cristiana sepultura”, lo que nunca pasó. Peña Nieto ni siquiera se tomó la molestia de hablar del tema. En resumen, tres gobiernos al hilo hicieron de todo para evitar molestias y garantizar impunidad a Germán Larrea. Concesiones y más concesiones para el barón.
Grupo México adujo “razones” económicas (“no hay dinero para las labores de rescate”, cuando si algo le sobra, además de cinismo, es dinero) para no proceder, por lo que se lavó las manos y no movió un dedo para recuperar los cuerpos (de hecho se amparó para no hacerlo). Eso sí, apenas tres semanas después de la tragedia, la mayoría en San Lázaro garantizó un nuevo filón de negocios (alrededor de 550 millones de dólares adicionales al año) a Germán Larrea y demás empresarios de la minería, pues aprobó reformas a la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional y a la ley minera para entregar al sector privado la explotación del gas metano asociado a los yacimientos de carbón, mejor conocido como gas grisú (es decir, el que causó la explosión en Pasta de Conchos).
Pasó el tiempo y el 1º de mayo de 2019 el presidente López Obrador anunció: “en un acto de justicia y humanidad, el gobierno federal inicia los trabajos de búsqueda de los cuerpos de los trabajadores atrapados en la mina Pasta de Conchos. No se escatimarán recursos”, y desde esa fecha encargó, pública y formalmente, a su secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, las acciones de rescate. Casi cuatro años después no hay resultados (por cierto, tampoco en el caso de las tres huelgas mineras activas: Sombrerete, Taxco y Cananea), pero sí más pretextos.
Sirva lo anterior para contextualizar lo publicado por La Jornada (Andrea Becerril): “a punto de cumplirse 17 años de la tragedia de Pasta de Conchos, la esperanza de que se rescaten los cuerpos de los 63 mineros parece esfumarse, y un grupo de viudas pidió al presidente López Obrador intervenir de nuevo y hacer que se cumpla la promesa de sacar los restos de sus familiares de las entrañas de la mina de carbón, pues las autoridades de la Secretaría del Trabajo poco han hecho para lograrlo y menos aún para hacer justicia.
“Las labores de rescate prometidas por el Ejecutivo federal comenzaron en abril pasado (el anuncio inicial fue el 1º de mayo de 2019), pero el 24 de noviembre se suspendieron, y an-te la desesperación de las viudas y sus hijos, que temen que el sexenio acabe, Luisa María Alcalde, titular de la STPS, les respondió: ‘tengan paciencia, ya que los trabajos reiniciarán el 15 de marzo, y si no se logran sacar los restos mortales de los mineros a finales de 2024, el siguiente gobierno de Morena seguirá con esa tarea’”.
El jueves pasado, un grupo de viudas se reunió con Alcalde y salió “enojado y decepcio-nado, pues todo indica que la autoridad laboral, al igual que la empresa (Grupo México), está apostando a que los demandantes se desgasten y abandonen la batalla que comenzó el mismo 19 de febrero de 2006. El rescate está parado, pero la construcción del mausoleo en honor a los mineros muertos se ha acelerado en Pasta de Conchos, aunque los restos sigan en la mina”.
Entonces, según dice Luisa María Alcalde, el compromiso presidencial no importa y las viudas deben ser “pacientes”, porque si el rescate no se da en este sexenio, pues qué más da, porque el siguiente ya está cercano, es decir, algo similar, por no decir idéntico, a lo que pretextaron Fox, Calderón y Peña Nieto.
Las rebanadas del pastel
No se trata de dos proyectos de nación, porque en realidad es solo uno, el de la 4-T; el otro, de la “oposición”, no es más que un plan de negocios.
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