La formación de un maestro debe ser integral. Abrirse a la filosofía, la historia, la ciencia y el arte. La tarea de acompañar el proceso de aprendizaje de niños y jóvenes “nos obliga a conocer todas las ideologías, abrir nuestro conocimiento a distintas visiones del mundo, sin que esto implica que eres comunista, marxista o de ultraderecha”, aseguraron profesores y directores de educación básica.
Después de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) difundió Un libro sin recetas para la maestra y el maestro, con el que se propone una reflexión pedagógica e histórica del quehacer de un docente, directores de primaria señalaron que “es una propuesta interesante, porque no sólo se propone leer El Capital de (Karl) Marx o textos de Lenin, también de muchos otros pensadores”.
En el texto, en el que se recomienda a los maestros leer a autores clásicos, se incluye también el Discurso del método (Descartes); Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, El contrato social y Emilio (Rousseau); El Capital (Marx); ¿Qué hacer? (Lenin); Ariel (Rodó); Cuadernos de la cárcel (Gramsci); El hombre unidimensional (Marcuse); Pedagogía del oprimido (Freire,); Las venas abiertas de América Latina (Galeano); Descoloniar el saber, reinventar el poder (De Sousa Santos), entre otros.
Sabino González, profesor de historia en secundaria y dirigente del magisterio disidente de la sección 10, señaló que “existe una vieja disputa por el control ideológico de la educación. No es nuevo que los grupos de derecha se escandalicen porque se proponen lecturas que consideran ofenden sus valores y creencias”.
Felipe Ramos, profesor de secundaria, señaló que “estamos ante una corriente de derecha que nos quiere convencer del pensamiento único, que todo lo anterior se debe descartar. Quieren que creamos que el pasado no cuenta, cuando somos resultado de la historia. Y esta postura de rechazar un clásico, como El Capital, es parte de un dogma que quiere imponer una sola visión del mundo, la de ellos”.
Un profesor intenta cambiar la realidad, no porque lea a Marx, Lenin o Descartes, sino porque la vive, afirmó Ricardo Díaz, profesor de ese nivel educativo. “Cuando estás en tu escuela y te das cuenta de la desigualdad, de la pobreza, de la injusticia social, y cómo afecta a tus alumnos, es instintivo tratar de buscar alternativas”.
Todo docente, aseguró el profesor González, “busca herramientas para entender su realidad, su contexto, y por eso lee filosofía, historia y economía, para saber quiénes somos y cómo podemos cambiar. Eso no te lo tiene que recomendar un manual, es parte de ser maestro”.