“La verdad os hará libres”, dejó dicho el profeta, pero al poco tiempo uno de sus exégetas más agudos precisó: “la verdad os hará liebres”, y a pesar de que fue excomulgado y quemado en la hoguera por la gravedad de su herejía, la bochornosa historia de la humanidad sigue dándole la razón al esclarecido intérprete.
Imposible enlistar las toneladas de mentiras y creencias que en milenios recientes han provocado fanatismos, guerras, sometimientos y explotaciones diversas al lado de un notable desarrollo científico, tecnológico e incluso cultural, aunque menor. Así, en la reciente pandemia de covid, virus calificado de mortífero por la OMS y promovido en los medios de comunicación como el nuevo enemigo a vencer mediante la venta y aplicación de vacunas salvíficas, se enfatizó el miedo como principal alternativa de prevención junto con el confinamiento y los cubrebocas, ocultando probadas opciones para combatir esa enfermedad.
Luego de tres años, la pandemia arroja entre 7 y 10 millones de fallecidos tras dudosas medidas sanitarias aparejadas a ventas por miles de millones de dólares de farmacéuticas y farmacias en el mundo e inimaginables daños colaterales como quiebra de miles de empresas, despidos masivos sin indemnización, aumento del desempleo y la delincuencia, alteración de ciclos escolares y del desempeño estudiantil, violencia intrafamiliar, incremento de divorcios y embarazos, estrés masivo y severa depresión colectiva.
Ante este panorama impredecible los dueños del planeta por fin decidieron atenuar presiones e informar, a principios de este año, que de acuerdo con un estudio aparecido en la revista científica Nature el 19 de diciembre de 2022, “las vacunas de ARN promueven una explosión de mutaciones de coronavirus en las personas vacunadas”, por lo que en su siguiente etapa el covid se ha convertido en una pandemia ¡de vacunados!
Si a ello se añade la poco difundida sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos en el sentido de que “las vacunas covid no son vacunas”, con lo que Robert F. Kennedy hijo ganó el caso contra todos los grupos de presión farmacéuticos –algo que se antojaba imposible, dada la complicidad farmacéutica-mediática impuesta–, las mentiras o, si se prefiere, las verdades restringidas en relación con la manipulada pandemia, empiezan a aflorar.