El petróleo volverá a subir por arriba de los 100 dólares el barril este año en el mundo y podría enfrentar un grave problema de suministro el próximo, según el grupo financiero Goldman Sachs. La presión vendrá de China, pues aumentará su consumo conforme termine su política cero covid, y del conflicto en Ucrania, en la medida en que surtan efecto las sanciones aplicadas a Rusia (el precio tope al barril). La falta de inversión también será un impulsor de precios más altos y puede convertirse en un gran problema para 2024, de acuerdo con analistas. Las compañías petroleras han roto récords de ganancias por el aumento de precios, sin meter dinero a la producción y la refinación. El futuro pinta mal, no puede fallar la planta de Dos Bocas.
Neoporfirismo
Ha transcurrido más de un siglo desde la promulgación de la Constitución de 1917 en Querétaro y siguen vivas las fuerzas que chocaron en la Revolución, ya no con las armas, pero sí en la política. En otros tiempos, la conmemoración de un aniversario de la Constitución era ocasión para rendir homenaje a sus redactores y a su heredero, el presidente en turno. En el homenaje de ayer, en el Teatro de la República, se advirtieron cambios interesantes. Fue el debut de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, la ministra Norma Piña Hernández. Se vio nerviosa, estaba sentada a poca distancia del presidente López Obrador y se sintió congelada. No expresó lo que el pueblo mexicano espera: un compromiso fuerte contra la corrupción que carcome al Poder Judicial en todos sus niveles. Otro invitado, Santiago Creel, presidente de la Cámara de Diputados, en papel de neoporfirista, criticó la larga etapa en que gobernó el PRI; se le olvidó que el PAN tiene una alianza con Alito Moreno para la próxima campaña presidencial. Aprovechó la ocasión para defender el despilfarro en el INE. Le faltó autocrítica: no mencionó al superpolicía del panismo, su compañero en el equipo de Vicente Fox, que está siendo juzgado por narcotráfico en Estados Unidos.
“Viva la Revolución…”
Al despistado Creel le corrigió la plana el presidente del Senado, Alejandro Armenta Mier. Enfatizó que México está llevando a cabo la Cuarta Transformación de su historia a partir del triunfo electoral de Morena. Andrés Manuel no improvisó, leyó su discurso. Hizo un repaso de las reformas que ha promovido. Mencionó la que convirtió a la corrupción en delito grave, cuando había sido despojada de ese carácter en el sexenio de 1988 a 1994 (no lo citó por su nombre, pero fue el de Carlos Salinas de Gortari). Su tema central fue haber elevado a la Carta Magna su programa de pensiones y apoyos sociales. Asistieron dos corcholatas: Adán López Hernández, como jefe de gabinete, en primera fila, se veía muy “Agusto con el pueblo”, como dice el hashtag que circula en redes sociales. Atrás, con los gobernadores, Claudia Sheinbaum. Ausente, Marcelo Ebrard, trabajando en tareas que le encargó el jefe.
El comandante supremo de las fuerzas armadas llevó a su secretario de Defensa, general Cresencio Sandoval, y al de Marina, almirante Rafael Ojeda Durán, un Ejército que dejó de ser porfirista. También al de Hacienda, Rogelio Ramírez, quien rara vez sale de su oficina y comienza a mencionarse para que siga en la cartera cuando menos un año después del cambio de gobierno, como mensaje tranquilizador a inversionistas extranjeros y nacionales. El anfitrión fue el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri. También habló y lo hizo con sensibilidad, le dio su lugar al Presidente de la República. Es probablemente la mejor carta del panismo para 2024. Andrés Manuel terminó su discurso con la exclamación, en desuso, “Viva la Revolución Mexicana”. No asistieron sus herederos, los devoró la corrupción.
Twitterati
¿Qué le regalarían a la Constitución en su cumpleaños? Además de terapia.
Escribe @carlaescoffie
Twitter: @galvanochoa
FaceBook: galvanochoa