A Cuauhtémoc Cárdenas le fallaron el sentido del tiempo político y la claridad narrativa. No se desmarcó con oportunidad y certeza de la treta de Dante Delgado y Movimiento Ciudadano llamada Punto de Partida y Mexicolectivo, anunciada este lunes en el Word Trade Center de la capital del país. Lo hizo horas después que Andrés Manuel López Obrador traspasó por primera vez los linderos de respeto declarativo que había mantenido, a pesar de la evidente distancia política entre ambos.
En un comunicado público, el tres veces candidato presidencial de la izquierda electoral privilegió factores secundarios y no entró al fondo del asunto, que no es su inasistencia al acto mencionado, o el haber convocado o no a otras personas para participar en la estrategia del Punto Delgado-MC, sino su participación en la elaboración de un documento centrado en descalificar a la llamada 4T y la instrumentación de esa estratagema como presunto acto ciudadano para habilitar una candidatura presidencial única contra el obradorismo y su continuidad.
Elaboración, descalificación e instrumentación que son plenamente válidas en términos políticos, pero deben asumirse o rechazarse públicamente en los momentos anteriores a su materialización, no después y ante una adversativa declaratoria mañanera.
El ex gobernador de Michoacán y ex jefe del Gobierno capitalino reconoció haber “venido conociendo a lo largo del tiempo” el “desenvolvimiento como documento” de lo que sería llamado Punto de Partida. Pero, ¿desde cuando vino conociéndolo? y ¿cuál fue su aportación a ese “desenvolvimiento”? Dice que no convocó a nadie para participar en la formulación ni “en el ulterior desarrollo”, lo cual no disminuye la responsabilidad personal. Y asegura que, “en su momento”, informó a quienes lo invitaron a ese proyecto “que a partir de consideraciones de carácter político, no seguiría participando más”. ¿Cuándo informó que ya “no seguiría”? ¿Cuáles fueron las “consideraciones políticas” de un deslinde político?
Una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación provocó revuelo al declarar inconstitucional una reforma del Congreso local que buscaba reconocer la condición de veracruzano o veracruzana a quienes hubieran nacido en otro lugar, pero tuvieran hijos nacidos en la entidad cuya capital es Xalapa. Dado que Rocío Nahle García, actual secretaria de Energía, nacida en Río Grande, Zacatecas, podría beneficiarse de tal modificación que parecería hecha a modo para ella (por lo cual se denominó a esa reforma ley Nahle), ayer fluyó la interpretación de que con la decisión cancelatoria de la Corte quedaría dicha secretaria fuera de la batalla por la candidatura a la sucesión del también morenista Cuitláhuac García.
Sin embargo, Nahle cumple con amplitud con los requisitos constitucionales para aspirar a un cargo de elección popular en esa entidad (actualmente es senadora con licencia), pues se necesitan cinco años de residencia en Veracruz y Nahle tiene 36 años en tal condición. Lo que la Corte declaró inconstitucional fue la porción normativa relativa a los “hijos veracruzanos” como forma de acceso de los padres a la condición veracruzana.
En otros lugares y en otros momentos ha habido candidatos y gobernadores que no nacieron en la entidad correspondiente, pero demostraron la residencia habilitadora. Por ejemplo, el panista Mauricio Kuri, actual gobernador de Querétaro, quien nació en Orizaba, Veracruz. O incluso nacidos en otro país, como el también panista Ernesto Ruffo Appel, nacido en San Diego, California, quien gobernó Baja California.
Y, mientras Alito Moreno sigue produciendo escándalos, esta vez al interior de su propio partido, al presentarse a una reunión plenaria de senadores a la que, según versión del coordinador, Miguel Ángel Osorio Chong, estaba convenido que no asistiría, sino hasta cierta hora posterior, para no generar lo que el presidente nacional tricolor provocó, la protestante salida del salón de reunión del citado Osorio Chong, adversario declarado de Alito, y otros senadores… ¡hasta mañana!
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