El voluminoso ejército de videntes financieros no se pone de acuerdo sobre el devenir económico del planeta y con sus respectivas bolas de cristal suelen no dar una a la hora de los pronósticos; cada una de ellas registra visiones que nada tienen que ver entre sí, que van desde la “inminente” recesión hasta la “súbita mejoría” de las perspectivas. ¿Qué sucederá en el naciente 2023? Habrá que ver, pero parece que el mundo se mueve a contrapelo de los sesudos análisis de tales adivinos.
En vía de mientras, el Inegi informa oficialmente que en 2022 el producto interno mexicano (PIB) registró un crecimiento de 3 por ciento respecto del año previo. Ese es el dato real, pero el ejército de videntes nacionales y foráneos nunca lo vieron venir. La Jornada (Julio Gutiérrez) lo reseña así: “el avance de la economía mexicana durante 2022 sorprendió a analistas del sector financiero, quienes aseguraron que es una tasa superior al promedio de las últimas tres décadas”.
Sorprende que se sorprendan, porque ¿no presumen que todo lo ven, todo lo saben y el futuro está a su servicio en sus respectivas bolas de cristal? Dados los escuálidos resultados de sus “análisis” y “proyecciones”, nada mal estaría que, con urgencia, los videntes renovaran sus respectivos artefactos cristalinos, porque de plano sus propietarios no dan una, aunque sí cobran puntual y generosamente. Eso sí, para 2023 pronostican “un panorama retador” para la economía mexicana y –es de suponer– global.
Del despiporre que caracteriza a los videntes financieros –que pululan– da puntual cuenta una gráfica publicada por un periódico ( El Economista) especializado en estos temas. ¿Cuál es la expectativa de los “expertos” en estos menesteres sobre el crecimiento del PIB mexicano en 2023?, pregunta. Y ante la inminente conmemoración del Día de la Candelaria y con ella la obligada tamaliza, pues la respuesta no sólo es abundante, sino totalmente asimétrica, porque hay de chile, dulce y manteca, a elección del consumidor.
Por ejemplo, la Secretaría de Hacienda estima que al cierre del presente año la economía mexicana crecería 3 por ciento, es decir, repetiría el resultado de 2022. Sin embargo, la proyección se reduce a 1.8 por ciento para los videntes de una institución financiera privada nacional; a 1.7 si se trata del Fondo Monetario Internacional (proporción que ayer “actualizó”, porque “antes”, en octubre pasado, fue de 1.2); la OCDE calcula 1.6; el Banco Mundial 0.9 por ciento y de ahí paulatinamente se reduce hasta llegar a 0.3 por ciento visualizado por un banco extranjero con sede en París, es decir, 10 veces menos que lo previsto por Hacienda, casi seis por debajo de lo revelado por la bola de cristal del FMI y tres menos que el Banco Mundial. Un mundo de diferencia.
Una más: días atrás, la calificadora estadunidense Fitch Ratings estimó que en 2023 la economía mexicana “alcanzará un crecimiento de entre uno y 1.5 por ciento, una tasa cinco veces más alta que la del país vecino” ( La Jornada, Dora Villanueva), lo que implicaría –según su versión– que el PIB de Estados Unidos apenas avanzaría entre 0.2 y 0.3 por ciento en el mismo periodo, “si no salda con una recesión anual”, de acuerdo con sus “proyecciones”. Pero, ¡sorpresa!: el FMI “recalculó” y ahora asegura que, en realidad –la suya, desde luego–, el vecino del norte avanzará 1.4 por ciento. Solo es cuestión de ponerse de acuerdo.
De cereza, otra calificadora, Moody’s Analytics, asegura que “la economía mexicana no desilusionó el año pasado”, al reportar un crecimiento anual de 3 por ciento, “mejor a lo esperado”. Eso sí, en su bola de cristal aparecen “señales de fatiga”, por lo que su avance en 2023 “podría ir de 0.5 a uno por ciento” ( La Jornada, Dora Villanueva).
Entonces, más seriedad y menos juego de “atínale al crecimiento económico”, que el horno no está para bollos. Además, se supone que todos los videntes –nacionales y foráneos– parten de una misma realidad y utilizan los mismos indicadores para “analizar” y “medir” la “salud” económica nacional y global, y con base en ellos “proyectar” el resultado en un periodo dado.
Las rebanadas del pastel
¿Quiénes integran el llamado “Colectivo por México”? “Partidarios de mantener el statu quo, los privilegios, la corrupción, y que el pueblo siga en la pobreza, en el abandono”. ¿Y Cuauh-témoc Cárdenas? “Adversario en política si asume esa postura, porque vivimos un momento de definiciones: con el pueblo o con la oligarquía, no hay justo medio” (Andrés Manuel en la mañanera de ayer).
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