Debido a “la inesperada resiliencia de la demanda interna y a un crecimiento mayor de lo previsto en las economías de sus principales socios comerciales”, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró la perspectiva de crecimiento para México en este año, pero redujo la de 2024.
El organismo aumentó de 1.2 a 1.7 por ciento el estimado de crecimiento para 2023, al tiempo que pasó de 1.8 a 1.6 por ciento el del próximo año, en línea con una desaceleración de la economía global que ya se advertía desde su último informe Perspectivas de la economía mundial, lanzado en octubre.
Para 2022, el FMI reporta un crecimiento de 3.1 por ciento en la economía mexicana, cercano al 3 por ciento previsto por el sector privado y al difundido por el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Gabriel Yorio, en su cuenta de Twitter, de 2.9 por ciento.
En la actualización de sus perspectivas, el FMI proyecta que el crecimiento mundial sea de 2.9 por ciento en 2023, por encima de la previsión de 2.7 por ciento que publicó en octubre. Sin embargo, la cifra marca un menor ritmo de la economía global que el año pasado, debido al incremento de tasas de interés y a los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania.
“La subida de las tasas de interés de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania continúan lastrando la actividad económica. La rápida propagación del covid-19 en China frenó el crecimiento en 2022, pero la reciente reapertura ha desbrozado el camino para una recuperación más veloz de lo anticipado”, detalló el organismo. Para 2024, prevé que la economía global avance 3.1 por ciento.
En el caso de Estados Unidos, principal socio comercial de México, el FMI pasó su estimado de crecimiento para este año de uno a 1.4 por ciento, debido a los efectos de “arrastre” que ha tenido la demanda interna en el resto de la economía; y para 2024 redujo de 1.2 a uno su previsión, “debido a la trayectoria más empinada de las subidas de las tasas de la Reserva Federal, que alcanzarán un máximo de aproximadamente 5.1 por ciento en 2023.
“Hay indicios de que el endurecimiento de la política monetaria está empezando a enfriar la demanda y la inflación, pero la totalidad del impacto probablemente no se materializará antes de 2024 (...) el proceso de desinflación tomará tiempo”, advirtió el organismo. Se espera que a mediados del próximo año los precios generales y su componente subyacente seguirán por encima de los niveles previos a la pandemia en más de 80 por ciento de los países.
El FMI estima que la inflación mundial disminuya de 8.8 por ciento en 2022 a 6.6 por ciento en 2023 y a 4.3 por ciento en 2024, niveles aún superiores a los observados entre 2017 y 2019, cuando reportaron un promedio de 3.5 por ciento.
El organismo recomienda que, “ante la crisis del costo de vida, la prioridad sigue siendo lograr una desinflación sostenida. Con condiciones monetarias más restrictivas y un menor ritmo de crecimiento que podrían incidir en la estabilidad financiera y de la deuda, resulta necesario recurrir a herramientas macroprudenciales y afianzar los marcos para la reestructuración de la deuda”.