A tres meses de cumplir su primer año en funcionamiento, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) reporta un crecimiento en el número de operaciones, pero éste es insuficiente para cumplir con las metas impuestas por sus directivos para llegar a un “punto de equilibrio” entre los costos presupuestales que implica y las ganancias que genera.
En ese contexto se han acelerado las propuestas del gobierno federal para impulsar el crecimiento del AIFA; entre las medidas más controversiales se encuentran el abrir los cielos mexicanos a cabotaje y el cerrar el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a operaciones de carga.
“Los militares tienen una necesidad muy grande, de dar resultados de inmediato con el crecimiento del AIFA, pero en la aviación no es así”, comentó en entrevista Humberto Gual Ángeles, secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), al referir que el presidente Andrés Manuel López Obrador puede estar recibiendo consejos que no necesariamente servirán para que crezca la industria aeronáutica en el país.
En sus estadísticas públicas, la instalación a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) exhibe que del 21 de marzo –cuando inició sus operaciones– al 31 de diciembre de 2022 trasladó a 912 mil 415 pasajeros, con ello cumplió una meta que a lo largo del año se acomodó de 2.4 millones de usuarios a 700 mil.
Sólo en diciembre, periodo en el que registró un mayor flujo de pasajeros, el AIFA sirvió para el traslado de 211 mil 746 usuarios, 4.3 por ciento más que en noviembre y 494 por ciento más que en abril, primer mes completo que estuvo en operación.
No obstante, tuvo un promedio de poco más de 59 operaciones diarias, menos de la mitad de las 120 reportadas por el general Isidoro Pastor Román, director general del AIFA, como “punto de equilibrio” para que el aeropuerto sea rentable y que, si bien estaba proyectado hasta 2026, el militar comentó que se podría alcanzar en 2023.
Gual Ángeles reiteró que se entiende la necesidad del gobierno federal de impulsar el AIFA, pero no es por medio del cabotaje –el que una aerolínea extranjera pueda dar servicio entre dos puntos dentro de México– que lo logrará. Por el contrario, se puede dañar la fuente de empleo de 1.4 millones de personas, incrementar costos para los usuarios y provocar un boquete fiscal. “Si bien el interés primario de la actual administración es el correcto funcionamiento del AIFA, para que esto suceda el primer paso es salir de la categoría dos (a la que se degradó la seguridad aeronáutica de México por parte de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos y con la cual no se pueden crear nuevas rutas internacionales)”, reiteró.
Gual Ángeles explicó que el sector aeronáutico representa alrededor de 3.5 por ciento del producto interno bruto mexicano y puede crecer hasta 5 o 6 por ciento, pero para ello se requiere “una política aeronáutica de Estado”, que no todo gravite alrededor de hacer crecer un aeropuerto.
A pregunta de si, para evitar el conflicto no hubiera sido mejor cerrar del todo el AICM, como estaba proyectado con la construcción del aeropuerto en Texcoco, el secretario general de ASPA explicó que hubiera sido lo más sencillo, pero el mismo López Obrador sabe que la infraestructura en el AIFA aún es insuficiente para recibir todas las operaciones del Benito Juárez.
“El AIFA no tiene todavía la capacidad, tiene únicamente 14 posiciones dobles, 28 para aeronaves que son de corta envergadura o 14 para aviones que salgan a Europa, de largo alcance”, explicó el líder de pilotos.