Desde 1996 se conmemora en Alemania el 27 de enero para recordar a las víctimas del nacionalsocialismo. La asamblea general de la Organización de Naciones Unidas se unió a esta iniciativa y en 2005 se declaró esa fecha como el Día Internacional a la Memoria de las Víctimas del Holocausto.
Coincide con el día en que fue liberado, por parte del ejército de la entonces Unión Soviética, el campo de concentración y exterminio en Auschwitz, Polonia, en 1945, hace 78 años.
Allí fueron rescatadas 7 mil personas, entre ellos 500 niños. Las imágenes de los prisioneros que milagrosamente sobrevivieron, sus desvalidos cuerpos semidesnudos y las miradas que las cámaras captaron dieron la vuelta al mundo. Aún causan una mezcla de sensaciones, entre estupefacción, dolor, incredulidad y compasión.
Sus testimonios han sido la fuente principal de información sobre el funcionamiento de este campo de concentración y exterminio que se extendió a casi 200 hectáreas. Auschwitz-Birkenau fue declarado en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y simboliza los crímenes perpetrados por los nazis. Las cifras oficiales dan más de un millón de víctimas entre 1940 y 1945.
La dificultad en la pronunciación de la fonética en lengua polaca dio como resultado que el gobierno alemán denominara Auschwitz a una pequeña ciudad al sur de Polonia, Oświęcim, a 60 kilometros de Cracovia.
Entre los aspectos fundamentales de la ideología nazi se encontraba la convicción de superioridad sobre cualquier otro pueblo, el odio exacerbado a los judíos y que era una raza que debía ser aniquilada.
La demencia nazi tenía como objetivo crear una sociedad racialmente pura; esto los llevó a planear el exterminio no sólo de judíos, sino de eslavos, rusos, gitanos, discapacitados y minorías sexuales, así como todo opositor del régimen; esto eleva la cifra de víctimas hasta 17 millones. El término Holocausto proviene del griego holos, todo o totalidad, y kaustos, quemar. El pueblo judío utiliza shoah, que en lengua hebrea significa catástrofe.
Son innumerables los actos en los que representantes del gobierno federal y de los 16 estados hacen en memoria de uno de los capítulos más vergonzosos de la historia moderna de la humanidad. Diferentes personalidades políticas e invitados al Bundestag, el Parlamento alemán, ofrecen discursos.
Los alcaldes o representantes de los parlamentos locales llevan ofrendas florales, las escuelas organizan visitas a los monumentos erigidos a las víctimas. También hay numerosas asociaciones dedicadas a organizar eventos culturales, conferencias y publicaciones que permitan reflexionar y dar una base educativa y moral que exalte la dignidad del ser humano y el valor civil; por increíble que resulte, hay personas que niegan esos hechos.
En Alemania, el peso histórico y las culpas siguen presentes a diario, como un país en que el asesinato se elevó a esquemas de industrialización.
Alia Lira Hartmann, corresponsal