El fraile dominico Miguel Concha fue uno de “los grandes defensores de los derechos humanos en el país” y practicó una de las dimensiones más importantes de la fe cristiana, el aspecto social, porque “el cristiano no puede abdicar de luchar por la justicia en medio de la realidad en la que vive”, destacaron integrantes de la orden de predicadores.
Los frailes Luis Javier Rubio, integrante del consejo de especialistas en ética de dicho instituto; Gonzalo Ituarte Verduzco, presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, y Manuel Ángel Martínez Juan, doctor en teología por la Universidad de Friburgo y prior del convento San Esteban en Salamanca, coincidieron en que “el compromiso social es inherente al mensaje del Evangelio”.
En el foro Derechos Humanos Hoy, Vigencia del Legado de Francisco de Vitoria, Homenaje a Fray Miguel Concha, organizado por el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc), Rubio expresó su beneplácito por participar en el encuentro para “hacer feliz memoria de fray Miguel Concha, que fue un modelo de cristiano, de sacerdote, de fraile comprometido con esta dimensión social del Evangelio”.
Presencia en el mundo
Destacó que “su lucha por los derechos humanos alcanzó muchos espacios dentro de la sociedad civil, de la Iglesia y en el ámbito internacional también”.
Concha falleció el pasado 9 de enero a los 77 años. Fue fundador y presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, teólogo y ex académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ituarte Verduzco resaltó el “aporte social, cultural y político” de Concha, quien “no fue pasivo, sino dinámicamente presente en las circunstancias que lo hicieron ser lo que fue y es. Es una gracia y un honor tener un hermano así”.
El también prior del convento San Alberto Magno y de la parroquia del Centro Universitario Cultural presentó una breve narración de algunos aspectos de la vida del sacerdote dominico y de cómo fue dando prioridad a su labor de defensa de derechos humanos por sobre lo académico, y el respaldo y cercanía que siempre tuvo de su familia. Además, habló de sus dotes para entablar relaciones con las personas y su sentido del humor.
“Miguel Concha fue mi prior y mi provincial. Tenía una gracia para relacionarse y para la broma. Mi recuerdo de Miguel es como aspirante a entrar a la orden (de predicadores) en julio del 70. Comienza como profesor en el convento de Santo Tomás de Aquino. Ahí fui su alumno. Era estupendo, su capacidad era enorme”.
Destacó la influencia que tuvieron en él la teología de la liberación y la “efervescencia” que en los años 70 había en la región. “Una circunstancia latinoamericana que lo tocó” y lo llevó a acercarse a una “zona popular” en las inmediaciones del estadio Azteca. “Allí convive con la pobreza, se va inclinando más a la práctica del compromiso y se va alejando de la parte académica”.