El ciclo económico de México está muy integrado con el de su principal socio comercial, de tal manera que cada vez que Estados Unidos entra en recesión se dice que “México tiene una gripa, tiene una severa fiebre”, pero este año parece que la economía mexicana será más re-siliente y alcanzará un crecimiento de entre uno y 1.5 por ciento, una tasa cinco veces más alta que la del país vecino, explicó Shelly Shetty, directora general de Fitch Ratings.
Pese a estar en un año previo a las elecciones presidenciales, los riesgos políticos en este punto no son preocupantes como para afectar la evaluación crediticia de México, dado que aún no se conoce a quien postulará Morena –el partido de Andrés Manuel López Obrador–, ni tampoco existe un candidato en la oposición; es más, sobre esta última ni siquiera se sabe si se mantendrá unida alrededor de un aspirante común, o se fragmentará, agregó la analista.
Al destacar el caso de Brasil y Perú, dijo que la incertidumbre política, puede empañar las perspectivas de actividad económica, inversión y reformas.
“Creo que la volatilidad de la política y un panorama más desafiante se está convirtiendo en una característica de riesgo para la región.”
Se sostiene la calificación
Dijo que entre los posibles riesgos fiscales en México para 2023 está que al ser un año prelectoral exista una presión por el lado de los ingresos, sobre todo si caen los precios del petróleo, y que el gobierno sacrifique parte del gasto en inversión para dirigirlo a proyectos prioritarios y programas sociales.
“Vamos a ver a los candidatos y sus plataformas políticas, su orientación, el tipo de reformas económicas que tal vez quieran hacer y qué áreas de continuidad política podríamos tener”, por ahora “es claramente una discusión un poco temprana, pero en este momento realmente no estamos demasiado preocupados por las elecciones en México.”
Agregó que en el país, las transiciones han sido tersas, entre PRI, PAN y Morena.
Durante un encuentro convocado por la firma de riesgo, al que asistieron directivos empresariales y analistas financieros, Shetty consideró que México mantiene métricas relativamente adecuadas para la valoración de BBB- a su deuda (dentro del llamado “grado de inversión”), con la perspectiva estable, porque ha mantenido el marco macroeconómico y, a diferencia de otras economías emergentes en la región, “no tiene que escalar de un gran hoyo fiscal” ni cerró el año pasado con una inflación de doble dígito.
Si bien tiene una alta integración con Estados Unidos, por el lado de las remesas, el comercio exterior y el turismo, aun así se prevé que para este año México crecerá entre uno y 1.5 por ciento, de acuerdo con los estimados de Fitch, mientras su principal socio comercial lo hará 0.2 por ciento, si no salda con una recesión anual, puntualizó la analista.
Parte de las métricas de México se deben a que la deuda se ha mantenido contenida, hay una oportunidad de crecimiento por el lado de la relocalización de las cadenas de suministro –el nearshoring, que también puede ser capitalizado en Asia– y a que el incremento de tasas de interés no ha afectado tanto a la demanda doméstica, como sí lo ha hecho en Estados Unidos.
El efecto de la tasa
La mayor tasa de interés de referencia –que en México ha sido elevada por el banco central en cinco puntos durante el último año, a 10.5 por ciento– está afectando de manera distinta a la demanda doméstica de cada país, explicó la directiva de Fitch. En Estados Unidos una mayor parte de la actividad económica pasa por los canales financieros, mientras en México los productos financieros y sus costos asociados no son tan extendidos en el consumo directo de la población.
Sobre un desacoplamiento de la política monetaria con la de la Reserva Federal (Fed), Shetty dijo que no se prevé una reducción del margen, se espera que el banco central de Estados Unidos lleve su tasa a 5 por ciento este año, el Banco de México a 11 y sólo hasta 2024 la empiece a bajar para cerrar entre 9 y 9.5 por ciento.
Shetty agregó que por ahora no se espera un cambio en la evaluación que Fitch tiene sobre México, pero un deterioro en la disciplina fiscal sí podría implicar una reducción, sobre todo porque este año –prelectoral– ya se da por hecho la ampliación del déficit fiscal por un mayor gasto en programas sociales y proyectos de infraestructura.