En la situación trágica y complicada hoy en Perú se reitera que el ahora encarcelado presidente constitucional, Pedro Castillo, es líder de la ronda campesina y que nació en Chota. Ambas cosas son ciertas, pero ¿cuál es la relevancia de esos dos detalles de la vida de Pedro Castillo? ¿Cuál es su relevancia en la actual crisis peruana?
¿Qué es la ronda campesina? Es una institución jurídica y política de la comunidad, y tiene acta de nacimiento. La primera ronda se fundó en Cuyumalca, estancia contigua a la ciudad de Chota. El acta de su fundación reza: “En la estancia de Cuyumalca, siendo las 2:00 pm del 29 de diciembre de 1976, reunidos los ciudadanos de dicha comunidad, luego de intercambio de ideas se llegó al acuerdo de organizar rondas nocturnas para defender los intereses del centro educativo y de toda la comunidad a consecuencia de los continuos robos que se vienen suscitando en agravio de dicho centro y de algunos vecinos”.
Desde la creación de la primera “ronda nocturna” en 1976, las rondas campesinas se multiplicaron con sorprendente rapidez, por la sencilla razón de que funcionaban, proporcionaban a los campesinos una protección de sus derechos que el Estado no les podía –o no quería– asegurar. A principios de los años 90 se calculaba que “en la sierra norte, en Cajamarca y Piura, existen más de 3 mil 500 rondas que aglutinan a unos 280 mil ronderos”.
Son cifras sólo de un pequeño rincón del norte, de dos de las 24 regiones de Perú. Es difícil, si no imposible, saber cuántos ronderos hay en el país. En 2015 sugerimos que podría haber 2 millones de ronderos. La ronda campesina impresiona no tanto por su amplitud y el gran número de participantes, sino por la solidez de su organización, solidez que ha asegurado que la ronda siga funcionando hoy.
En un proceso histórico muy complejo, las rondas campesinas han logrado coordinar sus actividades y unirse en una organización nacional, la Cunarc, que celebra una asamblea nacional cada dos años, con sendas asambleas regionales. Como ejemplo de esas actividades coordinadas cabe mencionar que hoy se encuentra un buen número de ronderos de la región de La Libertad y de otras más alejadas, repartiendo víveres a los campesinos y estudiantes unidos en Lima. Han declarado que no se retirarán hasta que su presidente y los estudiantes estén libres. Han realizado manifestaciones desde diciembre en Chota y otras partes.
Es trascendente entender algunos detalles del proceso histórico y el lugar que ocupa en éste la ronda campesina. La ronda nació porque el Estado no cumplió lo que en su Constitución había prometido. Es un intento por crear un mecanismo que haga cumplir lo que el Estado había prometido pero no cumplió. Hasta en el Estado más fascista es imprescindible la ilusión de que sí cumple, pues es la única justificación de su existencia. Este punto es exactamente el problema de la señora Dina Boluarte, quien se ha robado el poder del Estado sin la justificación de los votos y del cumplimento de sus promesas constitucionales.
De este entuerto resulta un muy complicado esfuerzo del Estado por resolver la cuadratura del círculo: legitimar algo que nació técnicamente como un crimen, pues el Estado no admite que aseguró sus derechos por vías que no son estatales. Y donde el crimen original es realmente del Estado, por no cumplir sus promesas constitucionales.
En este proceso de estira y afloja, el 6 de noviembre de 1986 el Estado intentó resolver la cuadratura del círculo cuando el Congreso emitió la ley 24571 (Ley de Reconocimiento de las Rondas Campesinas) que dice en su artículo único: “Reconózcase a las rondas campesinas pacíficas, democráticas y autónomas, cuyos integrantes están debidamente acreditados ante la autoridad política competente, como organización destinada al servicio de la comunidad y que contribuyen al desarrollo y a la paz social sin fines políticos partidarios”.
La ronda campesina es una institución comunitaria y es la única en el mundo que ha llegado a escala nacional con posibilidad de participar en aun la política. La prueba está en que Pedro Castillo llegó a la presidencia en su calidad de rondero, igual que Gregorio Santos, otro líder rondero que dirigió su campaña presidencial desde la cárcel.
En la actual crisis en Perú, la ronda campesina apenas ha sido mencionada, pero lo que sí se ha señalado es que si el movimiento de protestas no encuentra quién lo dirija, “sin esta dirección, ya sea de partidos o líderes políticos, la protesta justa, pero relativamente espontánea, poco a poco podría ir decayendo”. Tomando en cuenta la amplitud, la longevidad y la constancia de la ronda campesina, se podría pensar en la ronda como la solución a este problema.
* Doctor en antropología social, UAM-I, profesor-investigador de tiempo completo de la ENAH
** Licenciada en economía de la UNAM