El ciclo económico de México está muy integrado con el de su principal socio comercial, de tal manera que cada vez que Estados Unidos entra en recesión se dice que "México tiene una gripa, México tiene un fiebre, México tiene una severa fiebre", pero para este año parece que la economía mexicana será más resiliente y tendrá un crecimiento de entre 1 y 1.5 por ciento, como mínimo una tasa cinco veces más alta que el del país vecino, explicó Shelly Shetty, directora general de Fitch Ratings.
Independientemente de que se está en un año previo a las elecciones presidenciales, los riesgos políticos en este punto no son preocupantes como para afectar la evaluación crediticia del México, dado que aún no se conoce a quien postulará Morena —el partido de Andrés Manuel López Obrador—, ni tampoco existe un candidato en la oposición, es más, sobre esta última ni siquiera se sabe si se mantendrá unida alrededor de un aspirante común, o se fragmentará, abundó la analista.
Durante un evento convocado por la firma de riesgo, Shetty consideró que México mantiene métricas relativamente adecuadas para su evaluación de BBB-, y se mantiene la perspectiva estable porque se ha mantenido el marco macroeconómico y, a diferencia de otras economías emergentes en América Latica y el Caribe, "no tiene que escalar de un gran hoyo fiscal" ni cerró el año pasado con una inflación de doble dígito.
Si bien tiene una alta integración con Estados Unidos, por el lado de las remesas, del comercio exterior y el turismo, y así se prevé que siga siendo, para este año México crecerá entre 1 y 1.5 por ciento, de acuerdo con los estimados de Fitch, mientras su principal socio comercial lo hará 0.2 por ciento, si es que no salda con una recesión anual, puntualizó la analista.
Parte de las métricas de México se deben a que la deuda se ha mantenido contenida, hay una oportunidad de crecimiento por el lado de la relocalización de las cadenas de suministro — el nearshoring que también puede ser capitalizado en Asia— y a que el incremento de tasas de interés no ha afectado tanto a la demanda doméstica, como si lo ha hecho en Estados Unidos.
Shetty explicó que Estados Unidos viene de los estímulos fiscales que provocaron una acelerada recuperación de su economía luego del freno que implicó la pandemia de coronavirus. En cambio, México, al no haber dado apoyos y arrastrar un crecimiento más lento, aún no se recupera del todo y todavía tiene espacio para crecer.
La tasa de interés está afectando de manera distinta a la demanda doméstica de cada país, abundó la directiva de Fitch. En Estados Unidos, donde una mayor parte de la actividad económica pasa por los canales financieros, la demanda doméstica se ve más afectada, frente a México donde los productos financieros y sus costos asociados no son tan extendidos en el consumo directo de la población.
Sobre un desacoplamiento de la política monetaria con la de la Reserva Federal (Fed), Shetty dijo que no se prevé tanto margen. Espera que el banco central de Estados Unidos lleve su tasa a 5 por ciento este año, el Banco de México a 11 por ciento y sólo hasta 2024 la empiece a bajar para cerrar entre 9 y 9.5 por ciento.
Shetty agregó que por ahora no se espera un cambio en la evaluación que Fitch tiene sobre México, pero un deterioro en la disciplina fiscal sí podría implicar una reducción, sobre todo porque este año —pre electoral— ya se da por hecho la ampliación del déficit fiscal por un mayor gasto en programas sociales y los proyectos de infraestructura prioritarios para la presente administración.
En un entorno internacional de bajo crecimiento, la economía mexicana avanzará 1.4 por ciento este año, un incremento "bastante modesto" que, sumado al riesgo de recesión en Estados Unidos, la acelerada inflación y las altas tasas de interés, ha determinado que la mayoría de los sectores que califica Fitch Ratings tengan una perspectiva moderada, explicaron los analistas de la firma.
Las empresas mexicanas, en general, están "bien posicionadas", pero sobre ellas pesan, además de los factores externos, el tema regulatorio, sobre todo en el sector energético, la inflación en los insumos y las altas de interés, por no poder trasladar estos costos a los consumidores, detalló Alberto Moreno, también analista de Fitch.
En el área de infraestructura, se prevé que los activos tengan un mejor desempeño, pero también depende de su tipo. Por ejemplo, explicó Astra Castillo, en el caso de las carreteras se espera que crezcan y si bien la mayoría de los aeropuertos ya recuperaron sus niveles prepandemia, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) no se encuentra en esa condición.
Explicó que el año pasado el Benito Juárez logró 90 por ciento de la cobertura de 2019 y hay al menos tres factores que lo seguirán limitando. De entrada el que no se recupere la Categoría 1 en seguridad aeronáutica por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA por sigoa en inglés), a lo que se suma la restricción el número de operaciones y eventualmente la competencia con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Castillo explicó que "al día de hoy no es preocupante" para el AICM la participación del AIFA en el mercado aeronáutico del centro del país, pero eventualmente lo podrá ser, dados los apoyos que ha dado el gobierno a la nueva instalación, en aras de incrementar sus operaciones.
En el sector de energía se está al tanto de lo que suceda con los amparos, pero, en todo caso, el país cuenta con un "marco regulatorio sólido (…) Con todo y la incertidumbre", aseguró Castillo.
Sobre la calidad de la deuda en estados y municipios, Gerardo Carillo, explicó que una posible recesión en Estados Unidos "necesariamente" pegará en una desaceleración dado la dependencia que algunos tienen, ya sea vía comercio, turismo o remesas; y una mayor riesgo es el avance de las tasas de interés.
Si bien las participaciones llevan un crecimiento por encima del 11 por ciento, el encarecimiento de los intereses de la deuda, dado el incremento de la tasa de interés, en muchos estados está absorbiendo ese recurso.