En el futbol formativo muchos padres observan y se involucran en el desempeño de sus hijos, como si ellos fueran quienes dirigen. El gran problema, analiza el descubridor de talentos Ángel Coca González, es que cuando el proceso de un jugador joven se convierte en un botín millonario existe una influencia directa en su carrera profesional. El caso de Diego Lainez puede servir de ejemplo, afirma.
“Como ellos no pudieron hacer lo que sus hijos, pretenden que éstos jueguen en los mejores equipos sin tener el nivel adecuado y los convierten en nómadas”, sostiene en entrevista con La Jornada.
Lainez transitó en sus primeros partidos en la Liga Mx con su 1.67 metros de estatura, un físico en pleno desarrollo a sus 16 años y alejado del radar de cualquier club de Europa. Coca González intentó llevarlo al Pachuca cuando era más pequeño, en una olimpiada infantil en Tamaulipas, pero “el papá no era de la idea de dejar salir a sus hijos siendo tan chicos”, recuerda. Después de jugar con los Tuzos un Mundial en Corea, el tabasqueño prefirió construir su propio camino en el América, equipo más habituado a comprar que a formar talentos.
“En ese momento Diego tenía el físico de un niño, no era adecuado para el balompié de Europa”, señala. “Lo mismo ocurre en el futbol base: muchas veces les digo a los padres que dejen que sus hijos sean los mejores en su categoría y entonces sí puedan irse a probar a otros equipos. Pero si un niño no juega o entra en los segundos tiempos apenas unos minutos, no es todavía la figura que quieren ver. Diego tuvo que haberse ido de México a los 22 años, a una liga más formativa como la holandesa y no a España con el Betis”.
El presente de Lainez en 2018 aparentaba ser el de cualquier otro joven promesa en el circuito mexicano. Una gran variedad de analistas observaron que su futuro podía estar en Europa, dada su inteligencia y desequilibrio, mientras brotaban los primeros rumores de presuntas ofertas. Al poco de ser campeón con las Águilas, el tabasqueño acordó un contrato de cinco años con el Betis a cambio de 16 millones de dólares, bajo la influencia de su entorno familiar. La otra opción era el Ajax, pero con una cifra menor sobre la mesa.
Padres con traumas
“Conozco muy bien a Mauro, su papá, y lo mejor es que deje a su hijo caminar solo en su carrera. Parece que él fue quien se mareó con la fama”, reprocha González. “Cuando llevé a Diego a Pachuca, el señor me saludaba seguido y convivíamos como grandes amigos. Una vez que su hijo se fue a Europa, pregúntame cuándo me volvió a saludar… ¡Nunca! Yo le dije: ‘profe, usted se está precipitando’, pero, desgraciadamente, en esta industria todos los padres tienen un trauma”.
Sin mucha actividad en el equipo andaluz, Lainez fue cedido en julio al Sporting Braga de Portugal con la intención de retomar su nivel y entrar en la lista de la selección mexicana para el Mundial de Qatar. Nada de eso ocurrió a finales de 2022. Ahora, con 22 años, el volante que era llamado a liderar a una nueva generación prepara su regreso a la Liga Mx con Tigres, en una operación que ronda los 7 millones de dólares por cuatro años.
“No creo que sea un retroceso, porque en Tigres puede lograr el fogueo que necesita para volver a Europa en unos dos años”, concluye el también descubridor de Cuauhtémoc Blanco, Edson Álvarez e Hirving Lozano. “Diego es un jugador muy atrevido, sigo pensando que puede ser figura en la selección. El problema que tiene es su papá”.