San Felipe, BC., Las operaciones de vigilancia y protección de la vaquita marina serán reforzadas con la incorporación del buque Seahorse, de la organización Sea Shepherd, en el Alto Golfo de California. La finalidad es salvar de la extinción a los últimos 10 ejemplares del cetáceo más pequeño del mundo, al tiempo que México enfrenta el riesgo de ser sujeto a sanciones comerciales de no presentar un plan de acción efectivo a más tardar el 28 de febrero.
Además de esta última estrategia, la Secretaría de Marina (Semar) concluyó en octubre pasado el sembrado en el fondo del mar de 193 bloques de concreto con ganchos de acero para desincentivar el tendido de redes de enmalle. Cuatro meses después, sólo tres de ellas han sido extraídas, según autoridades navales.
Al menos dos décadas de estrategias fallidas
En conjunto con la Semar, la organización medioambiental puso en marcha la novena campaña de la Operación Milagro e intensifican las acciones para preservar la vida de este mamífero marino en su único hábitat, y cuya población ha caído de manera drástica, pese a que en al menos dos décadas se han establecido distintas estrategias.
Mientras en 1997 se reportaron 567 vaquitas marinas, los recientes estudios científicos de la organización y el Museo de la Ballena permitieron identificar ocho ejemplares adultos y dos crías.
En el Mar de Cortés, región considerada de alta biodiversidad, esta marsopa pequeña aún corre peligro de extinción. Su principal amenaza son las redes agalleras que colocan pescadores furtivos para capturar el pez totoaba, especie codiciada porque su vejiga natatoria o buche se llega a comercializar en 46 mil dólares por kilogramo en el mercado negro; de ahí que es considerada la “cocaína del mar”.
Aun cuando entre enero y mayo es la temporada de pesca de esta especie, desde esa fecha no han sido detectadas redes ni pescadores ilegales en el refugio de la vaquita marina, aseguró Octavio Carranza, director de operaciones de Sea Shepherd.La Jornada navegó con efectivos navales e integrantes de la organización para trasladarse y abordar el Seahorse (Caballito de Mar), embarcación que llegó el 16 de enero a San Felipe, comunidad pesquera ubicada al sur de Mexicali.
El buque, de más de 45 metros, era un barco petrolero y tuvo un costo de 2 millones de dólares, indicó Sea Shepherd.Desde agosto de 2022, lo restauró para incorporarse a la Operación Milagro, estrategia de colaboración entre seis instancias del gobierno mexicano, que ha permitido eliminar más de mil redes de pesca ilegales en la Zona de Tolerancia Cero, polígono de 225 kilómetros cuadrados en el Alto Golfo de California.
Pritam Singh, director general de Sea Shepherd, manifestó que se ha logrado reducir la cantidad de redes de enmalle en 70 por ciento, con relación a 2022, así como en el número total de horas de actividad pesquera ilegal.
El Seahorse es un buque de suministro en alta mar. Su amplia capacidad de combustible le permite contar con autonomía y permanecer estacionado durante meses en alta mar. El barco servirá como una plataforma disponible las 24 horas del día, todo el año, lo cual es posible gracias a que no se ve afectada por la mayoría de las condiciones climáticas, explicó Carranza.
Entre las mejoras introducidas en el buque se incluyen la modernización del sistema eléctrico, el saneamiento del sistema de filtración de agua, el refuerzo del sistema de navegación y uno nuevo por satélites. La información recabada es compartida con la Marina para actuar en conjunto.
En diciembre, el Seahorse llegó a Mazatlán para ser preparado para la Operación Milagro. Finalmente, en enero, llegó a San Felipe, Baja California, para ser “el centinela permanente” en el refugio de la vaquita marina.
Desde 2015, la flota de Sea Shepherd, entre ellas los buques Farley Mowat y White Holly, ha trabajado en la supervivencia de la vaquita marina.