Washington. El gobierno del presidente Joe Biden otorgó una licencia a Trinidad y Tobago para desarrollar un importante yacimiento de gas ubicado en aguas territoriales venezolanas, informaron ayer funcionarios de Estados Unidos y Trinidad, en una nueva flexibilización de la política de sanciones a Venezuela.
La licencia estadunidense, emitida a pedido del gobierno de Trinidad, implica que la nación insular caribeña podrá establecer negocios relativos al campo Dragón con la petrolera estatal PDVSA, que se encuentra bajo sanciones.
El premier de Trinidad, Keith Rowley, indicó en conferencia de prensa en Puerto España que su país espera obtener acceso a un flujo inicial de 350 millones de pies cúbicos de gas diarios del campo Dragón.
Explicó que solicitó la licencia a mediados de 2022 y obtuvo la aprobación tras discusiones con altos funcionarios estadunidenses, incluido el presidente Biden. Al mismo tiempo, mantuvo abierto un canal de comunicación con el mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
El gobierno de Maduro no recibirá dinero en efectivo
Un alto funcionario estadunidense declaró a Reuters en condición de anonimato que al gobierno de Maduro “no se le permitirá recibir ningún pago en efectivo por ese proyecto” y que todas las sanciones estadunidenses restantes continúan en vigor y sin cambios.
“Esta decisión es el resultado de la extendida diplomacia entre la vicepresidenta Kamala Harris y líderes del Caribe, quienes han dejado en claro que otorgar esta licencia específica ayudaría a garantizar su seguridad energética y disminuiría la dependencia de la región de los recursos energéticos de otros países, incluida Rusia”, sostuvo.
La estatal venezolana PDVSA ha encontrado reservas de 4.2 billones de pies cúbicos (TCF, por su sigla en inglés) en Dragón, ubicado en el lado venezolano de la frontera marítima con Trinidad. El proyecto se dirigía a producción temprana hace más de una década, pero se estancó por la falta de capital y socios, así como por las sanciones.
La decisión de ayer se toma tras una primera ronda de discusiones en noviembre entre el gobierno venezolano y la oposición, con el objetivo de encontrar un camino hacia nuevas elecciones, aunque Maduro se ha resistido a enviar a su equipo negociador de vuelta a la mesa de diálogo en México.