Se pregunta el presidente López Obrador “¿cómo la doble vida?” de hampones como Genaro García Luna –cuyo juicio arranca hoy en Nueva York–, es decir, “por un lado, se le premia y, por otro, él tiene una relación de protección a la delincuencia organizada. ¡Y de qué manera no se enteran! (las autoridades estadunidenses); ahora sí que nadie se enteró, hasta que de repente lo detienen y viene la acusación”.
¿Cómo es posible esa “doble vida”? Fácil: cuando Genaro García Luna dejó de ser útil a los intereses estadunidenses (mediante su “asistencia” a todo tipo de agencias gringas de inteligencia (CIA, DEA, DIA y las demás), éstas le dan la espalda y proceden judicialmente en su contra. Abundan ejemplos de esta “doble vida”, con los gringos en el centro de las acciones y decisiones, para quienes “lo realmente importante” es el “combate al comunismo” y no al narcotráfico. Y el caso Colombia destaca.
Ahí está la historia de Manuel Antonio Noriega –otrora “hombre fuerte” de Panamá– que trabajaba para todas ellas (trasiego de armas y dinero para la Contra nicaragüense, entre tantas otras “colaboraciones”, sin olvidar la su “decidida contribución en la lucha en contra del comunismo) a cambio le “permitían” todo tipo de tropelías, incluido el tráfico de drogas. Cuando ya no fue “rentable” para los intereses del imperio, simplemente destrozaron a un país para llevárselo a Miami y condenarlo a 40 años de prisión, por… tráfico de drogas, sin que gringo alguno compartiera celda con él. Y como este, muchísimos ejemplos más.
Entonces, ¿qué tanto sabía la autoridad estadunidense sobre el proceder de García Luna? Pues todo, porque sus agencias se metieron hasta la cocina y en todo participaban. Por eso el presidente López Obrador subraya que el juicio “debe destapar todo”: desde los nombres de funcionarios mexicanos involucrados en el narcotráfico, con el cártel de Sinaloa como eje, la red de corrupción –periodistas incluidos– armada por el ex director foxista de la Agencia Federal de Investigaciones y ex secretario calderonista de Seguridad Pública, los responsables del operativo Rápido y furioso y todo lo demás, sin dejar de lado a las autoridades gringas (¿”hasta dónde estaban metidas las autoridades de Estados Unidos, las agencias; que testifiquen si estuvieron involucradas, que sean llamados a declarar y participen”, subraya el mandatario).
En el citado juicio, dice el mandatario, “va a salir a relucir la vinculación con las agencias extranjeras, el papel de la DEA, de la CIA, del gobierno estadunidense, porque tengo entendido que (a García Luna) lo premiaban y llevaba a cabo acuerdos con autoridades de Estados Unidos. Que se hace con todas las autoridades, pues sí, de manera institucional, pero entonces sus agencias de inteligencia necesitan una sacudida, ¿no?, una revisión. Es muy importante, porque esto ayuda a frenar la corrupción y sobre todo la impunidad, que no se oculten las cosas”.
En vía de mientras, habrá que ver la decisión del propio García Luna: si se anima a cargar con toda la responsabilidad sin involucrar a sus socios –especialmente el de hasta arriba, ahora protegido por la fachos gachupines–, por lo cual purgaría una condena de 20 años a perpetua (“por cinco cargos criminales federales: cuatro por participar en una conspiración para traficar cocaína y una por hacer declaraciones falsas ante autoridades estadunidenses; La Jornada, David Brooks) o –como suele pasar en ese mundillo a la hora de sentarse en el banquillo de los acusados– abrirse de capa, sumarse al Programa de Protección a Testigos, soltar toda la sopa e intentar reducir al mínimo su estancia en prisión, si no es que a evitarla.
El eje de la acusación es que “entre 2001 y 2012, cuando era, primero, director de la Agencia Federal de Investigación durante el gobierno de Vicente Fox, y, después, secretario de Seguridad Pública, en el gobierno de Felipe Calderón, García Luna aceptó sobornos multimillonarios a cambio de proteger al cártel de Sinaloa. Se afirma que continuó lucrando con ese dinero ilícito hasta su arresto en Dallas en 2019” (ídem).
Hoy, pues, inicia el juicio contra el multicitado personaje y muchos de sus favorecidos están temblando.
Las rebanadas del pastel
Mañana, en Buenos Aires, Argentina, comienza la séptima Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y en el centro del debate estará la condena al gobierno espurio de Dina Boluarte y la represión por ella ordenada que hasta ahora acumula 60 muertos desde el golpe decembrino.