Han transcurrido más de cuatro años del sexenio y ya se puede voltear atrás y medir fortalezas y debilidades. Uno de los puntos flacos se localiza en la Fiscalía General de la República, que se puso a cargo de Alejandro Gertz Manero. En perspectiva puede decirse que no fue una selección adecuada. Hasta ahora lo memorable de su actuación tiene que ver con acciones en que ha abusado del poder para satisfacción de intereses personales. Bastaría con citar la persecución de que hizo víctima a su propia familia política. También mostró afanes vengativos hacia el ex titular de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Presidencia, Julio Scherer. Le molestaba lo que publicaba la revista Proceso, aun cuando Julio estaba alejado de la dirección editorial. También ha demostrado que cuando quiere ayudar a alguien utiliza su influencia. Protegió al ex director general de Pemex Emilio Lozoya desde que fue extraditado a México y si está en prisión fue porque su soberbia lo llevó abusar de la protección y lo sorprendieron en un restaurante de lujo, en violación de su prisión domiciliaria. Cuando se creó el delito de corrupción que, por increíble que parezca, no existía en nuestra legislación, el Congreso puso en las manos del fiscal un arma para combatir el problema que se reconoce como el número uno del país. ¿La utilizó? Corren versiones encontradas sobre el estado de salud de Gertz Manero. Algunas dicen que está muy delicado. Ojalá sean fake news y se recupere cabalmente, no se desea mal a nadie. En caso contrario, si llegara a ser necesario designar a otro, ojalá las personas que sean propuestas al Senado sean las adecuadas. No perder de vista que es un funcionario transexenal.
Funciona la receta
Los bancos centrales advirtieron al mundo: detener la inflación será doloroso. Echaron mano de la receta amarga de subir las tasas de interés para aumentar el costo de los créditos. La adquisición de un automóvil nuevo en México, por ejemplo, está siendo castigada con una tasa de 15 por ciento anual. No hace mucho tiempo hubo promociones cero intereses. En Estados Unidos se registran despidos masivos que han dejado sin empleo a más de 50 mil personas. Amazon anuncia un ajuste de 18 mil personas. Alphabet recorta 6% de sus empleados globales. Wall Street también está “dejando ir” a miles de trabajadores. Pero la eliminación de empleos, al menos en las empresas tecnológicas, no se compara con la contratación frenética que tuvo lugar durante la mayor parte de la pandemia de covid-19. En nuestro país se recuperaron desde hace tiempo todos los empleos perdidos y el último reporte del IMSS revela que 21 millones de trabajadores tienen ocupación. Aumenta la esperanza de que Estados Unidos, México y el mundo puedan eludir la recesión que muchos han estado prediciendo desde el verano (y el miedo a lo cual está impulsando gran parte de los despidos). De hecho, los banqueros centrales en Davos para el Foro Económico Mundial expresaron optimismo de que están controlando la inflación. Las perspectivas económicas también han recibido un impulso gracias a la reapertura de China.
La puja por Banamex
De acuerdo con algunas columnas dedicadas a la chismografía financiera, el multimillonario Germán Larrea Mota y su grupo, en el que mencionan a Carlos Slim, prácticamente ya tienen en la bolsa a Banamex. No dicen cuánto pagarían, pero comentan que los dos hombres más ricos de México –pero pobretones frente a las fortunas de Elon Musk y Jeff Bezos– aumentaron en diciembre su oferta. El otro grupo que seguía en la puja, encabezado por Daniel Becker, presidente de la Asociación de Bancos de México, supuestamente quedó en el camino. El negocio tiene que pasar por el laberinto de múltiples autorizaciones del gobierno mexicano. Vale recordar una condición que puso el presidente López Obrador: el enorme patrimonio cultural del banco debe quedarse en México.
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El tribunal hizo más drama con los muñecos de Amlito que con los audios de Alito.
Escribe @Poncho Gutiérrez
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