Como si se tratara del Metro en hora pico, la calle Dolores lució atiborrada de personas que acudieron al cierre de la celebración por el inicio del Año Nuevo chino.
Al medio día, miles de personas se congregaron en el mero corazón del Barrio Chino de la Ciudad de México, donde se desplegaron decenas de puestos ambulantes que vendieron pan al vapor relleno de chocolate o arroz con leche, comida asiática, artilugios, galletas de la suerte y conejos de adorno, animal que corresponde a este año.
La cantidad de personas era tal que para transitar un tramo de 15 metros la gente tardaba unos 10 minutos, incluso el tránsito peatonal se detenía completamente por algunos segundos. Los transeúntes convivieron con comensales y turistas, algunos con sombreros de cono asiáticos, otros comían helados, sopas ramen, frituras o bebidas, en medio de un ambiente caluroso.
En los alrededores fueron colocados más puestos de comida, donde se expendieron brochetas de carne y tacos. Mientras unos comían, otros aprovecharon la oferta de una pitonisa que ofrecía leer las cartas del tarot a dos personas por 300 pesos.
Su competencia era un hombre con rasgos asiáticos que ofrecía leer las líneas de la mano a 100 pesos. Frente a él había una larga fila de interesados en espera de saber su futuro.
En medio de la ola de visitantes, que la mayoría no portaba cubrebocas, Carlos, joven que vendía sombreros de cartón, opinó que la gran cantidad de personas obedece a que la gente le perdió el miedo a la pandemia de covid-19.
“Hace un año había cautela, como que la gente todavía se cuidaba más, pero ahora, como ya todos estamos vacunados, pues saben que hay riesgo de contagiarse, pero van a salir rápido. Además, este año hubo muchas actividades y concurso de disfraces en el Ángel”, afirmó Carlos.
En tanto, el señor Juan, acompañado de sus dos hijos y su esposa, dijo que no le preocupa el covid porque él y su familia se contagiaron hace dos semanas: “ya tenemos anticuerpos, no pasa nada”, dijo entre risas.