El crecimiento promedio anual en América Latina y el Caribe entre 2014 y 2023 se enfila a ser de 0.9 por ciento, menos de la mitad del registrado en la región durante la llamada “década perdida” de los años 80 del siglo pasado, adelantó José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“Esta es la verdadera crisis de desarrollo que enfrenta América Latina y el Caribe: la región ha fracasado estrepitosamente a la hora de promover la sofisticación tecnológica, la complejidad económica y la diversificación de la producción y las exportaciones, lo que ha hecho que todos los países caigan en la trampa del ingreso medio”, advirtió el funcionario.
Durante una de sus participaciones en el Foro Económico Mundial, que se lleva a cabo en Davos, Salazar-Xirinachs sostuvo que la productividad en América Latina y el Caribe no creció nada en los últimos 30 años. Esta tendencia, sumada a los rezagos en desarrollo, han provocado que ningún país de la región pueda acercarse a un ingreso por habitante de 20 mil dólares.
El estimado de crecimiento para 2023, de 1.3 por ciento, de acuerdo con la Cepal, refleja la trampa estructural de bajo crecimiento, elevada desigualdad, instituciones débiles y mala gobernanza en la que se encuentra América Latina y el Caribe, destacó el funcionario de Naciones Unidas. En este contexto, sin un aumento de la productividad no será posible salir de ese cepo, agregó.
“Sabemos que no hay recetas fáciles para lograr un crecimiento elevado, sostenido y sostenible. No hay balas de plata. Hay toda una lista de cosas que tienen que estar bien: clima de inversión, infraestructuras, educación, equilibrios macroeconómicos, buena gobernanza”. Sin embargo, dijo, una solución puede venir de una política industrial basada en la instalación de clusters.
Explicó que los clusters son formas específicas de asociaciones público-privadas para promover la competitividad, la creación de empleos, innovación, habilidades, financiamiento, entre otros rubros.
Recomendó a los países de América Latina y el Caribe adoptar enfoques de crecimiento basado en ese tipo de desarrollos industriales y escalarlos en sus políticas nacionales.