La inseguridad alimentaria empeoró en la región de América Latina y el Caribe a tasas superiores al promedio mundial, los impactos sociales son más fuertes y en el área rural una de cada cinco personas se encuentra en pobreza extrema, advirtió Jeanette Sánchez, directora dela división de Recursos Naturales de la Cepal.
Recordó que la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) señaló que el año pasado 21.9 por ciento de los habitantes de zonas rurales se encontraban en pobreza extrema y 40 por ciento estaba en pobreza.
Durante el Foro de Alto Nivel del Grupo de Trabajo para los Sistemas Alimentarios en América Latina y el Caribe, también estimó que el aumento en el precio de los fertilizantes afectará el rendimiento de los próximos ciclos agrícolas.
Explicó que, de los fertilizantes, la urea ha sido el producto más afectado por la guerra en Ucrania, alcanzó su precio máximo en 2022 y todavía sigue a niveles muy altos, por lo que no se puede pensar que haya relativa normalidad.
Sostuvo que la región, sobre todo Sudamérica, tiene alta dependencia de fertilizantes, 86 por ciento respecto a lo que se usa, y son los países con mayor consumo de estas sustancias. Detalló que pese a ello los rendimientos de cereales son bajos, sobre todo en Guatemala y Honduras; en la soya, Belice, Ecuador y México tienen bajos rendimientos y en varios casos hay un alto uso de fertilizantes.
Consideró que el contexto económico actual afecta la seguridad alimentaria, el aumento de precios de los alimentos afectó negativamente a la pobreza, además de que el índice de precios de los alimentos creció más que la inflación en general e incide de manera desproporciona en los hogares de menos ingresos.
Por su parte, Rossana Polastri, directora regional de la División de América Latina y el Caribe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de Naciones Unidas, expuso que en el planeta hay 150 millones de personas más con inseguridad alimentaria desde que empezó la pandemia, y son 3 mil 100 millones los que no alcanzan una alimentación nutritiva.
Consideró que se deben equilibrar las necesidades inmediatas de la población y llegar al hambre cero, por lo que “se quiere seguir trabajando juntos con todos los gobiernos y asegurar que hay sistemas alimentarios que proporcionen alimentos saludables y nutritivos, que la gente se capacite y tenga los recursos que requiere para volverse más resilientes”.