México terminó 2022 con una tasa de inflación de 7.82 por ciento interanual, porcentaje mucho menor que la que vivieron los hogares con menores ingresos, que fue de 9.14 por ciento anual, debido a sus patrones de consumo y el aumento proporcional del gasto que registraron las familias respecto a sus niveles de ingreso.
La inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas; restaurantes y hoteles, así como muebles fue la más elevada para los hogares del primero y segundo decil (con un ingreso promedio de entre 3 mil 300 y 5 mil 600 pesos al mes), con tasas anuales en diciembre de 14.97, 12.98 y 12.02 por ciento, respectivamente.
Janneth Quiroz, subdirectora de análisis económico de Monex, detalló que dentro de la inflación, el rubro de alimentos fue el que presentó el mayor incremento. De hecho, es el que sigue preocupando, pues las personas que tienen un ingreso bajo destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a este tipo de productos, por lo que enfrentan una inflación más elevada.
En términos generales todos los alimentos presentaron incrementos significativos. El 21 por ciento de genéricos de alimentos, incluidos en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), tuvo una inflación de entre 5 y 10 por ciento; el resto, casi 80 por ciento, tuvo una inflación por encima de 10 por ciento, lo que explica que este rango de personas (con un salario mínimo) es el que está enfrentando una mayor inflación, pues también productos agropecuarios registraron incrementos significativos el año pasado, describió Quiroz.
Añadió que el incremento en los alimentos tuvo un efecto de segundo orden en algunos otros servicios. En 2022, de los productos que presentaron mayores incrementos fueron loncherías y comida fuera de casa (con una inflación de 15.06 por ciento anual).
Desde el tercer trimestre de 2021, la inflación estuvo fuera del rango objetivo de estabilidad de precios establecido por el Banco de México (de entre 3 y 4 por ciento). A lo largo de 2022, la inflación se mantuvo por encima de 7 por ciento.
Alzas en vivienda
“Aunque la inflación mostró signos de desaceleración hacia finales del año pasado, persiste la carestía en productos alimentarios, lo que ha provocado que el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos sea afectado en mayor medida”, afirmó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Los hogares con ingresos bajos dedican la mitad de sus gastos totales a la compra de alimentos, bebidas y tabaco. En contraste, los hogares de altos ingresos dedican sólo 28 por ciento de su gasto a la compra de estos bienes”, destacó el Instituto.
Y es que los de ingresos superiores seis salarios mínimos tuvieron una inflación en alimentos de 12.10 por ciento anual el año pasado; los de ingresos de tres a seis, 12.69 por ciento y los de uno a tres salarios, 13.63 por ciento.
En salud, las personas con bajos ingresos en el país tuvieron una inflación de 7.31 por ciento anual en 2022, superior al 5.12 por ciento de 2020, año de la pandemia.
En tanto, los ciudadanos con ingresos superiores a seis salarios mínimos reportaron la mayor inflación en vivienda el año pasado, de 2.55 por ciento anual; a diferencia de los de menores ingresos con un incremento de 2 por ciento.
Deflación
Quiroz explicó que el incremento que se dio en vivienda, sobre todo en medios altos, están indexados a la inflación que se registra, ya que es un círculo vicioso.
Los bienes y servicios de comunicaciones presentaron una deflación en todos los niveles debido a la proporción que representan de los ingresos que tienen que destinar para éstos. Los servicios de telefonía fija, Internet, telefonía móvil y televisión de paga tuvieron deflación.