Estrasburgo. La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, prometió ayer adoptar medidas para enfrentar la corrupción y la injerencia extranjera en esa institución, sacudida por el estallido de un escándalo que según denuncias involucra a Qatar y Marruecos.
En opinión de Metsola “los acontecimientos han llevado a la necesidad de reconstruir la confianza con los ciudadanos europeos que representamos”.
En diciembre, una investigación de la justicia belga derivó en el arresto de la eurodiputada griega Eva Kaili, vicepresidencia del Parlamento, y a un influyente ex eurodiputado italiano, además de otras dos personas.
Todos fueron acusados de “pertenencia a organización criminal, corrupción y lavado de dinero” por recibir pagos en efectivo para defender los intereses de Qatar en la Eurocámara. Grecia e Italia han iniciado sus propias pesquisas.
El emirato ha negado enfático cualquier participación en actos de corrupción. Lo mismo ha hecho Marruecos.
Kaili, quien permanece detenida, fue removida de su cargo de vicepresidenta y mañana será elegida su sucesora. Los candidatos serán anunciados hoy.
Esto apenas empieza
En un discurso pronunciado ayer en la primera plenaria del año del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Metsola insistió en que la reacción al escándalo apenas comienza.
En su visión, es esencial mejorar la integridad y la independencia del Poder Legislativo europeo. A su vez, los eurodiputados piden firmeza en la reacción.
La Defensora del Pueblo europeo, Emily O’Reilly, afirmó en entrevista a la Afp que el escándalo de corrupción debía ser la ocasión para cambiar “la cultura” dentro de la institución.
En tanto, un tribunal de la ciudad italiana de Brescia aceptó entregar a las autoridades belgas a Silvia Panzeri, sospechosa de estar implicada en el Qatargate.
Panzeri, de 38 años, es hija del ex legislador de la UE Pier Antonio Panzeri, a quien los fiscales de Bruselas consideran uno de los principales implicados en la trama de corrupción.
El mismo tribunal, con jueces distintos, ya había autorizado el traslado a Bruselas de María Dolores Colleoni, esposa de Pier Antonio Panzeri y madre de Silvia.