Brasilia. Brasilia anunció ayer un fortalecimiento de la seguridad en las sedes de los poderes públicos vandalizadas el 8 de enero por seguidores del ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, al tiempo que las autoridades detuvieron a uno de los presuntos organizadores del intento de golpe de Estado.
Los policías militares en los alrededores de la Explanada de los Ministerios, el Palacio de Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal aumentarán de 248 a 500, indicó Celina Leao, gobernadora interina del Distrito Federal, quien asumió las riendas del despacho luego de que el gobernador Ibanéis Rocha fue destituido temporalmente, mientras se determina por qué falló la seguridad en el corazón político de la capital una semana después de la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La seguridad del Distrito Federal se encuentra bajo control del Ejecutivo federal por decreto presidencial desde el 8 de enero, cuando miles de manifestantes identificados con Bolsonaro invadieron y saquearon las sedes de los tres poderes.
La turba arrasó con todo en las sedes de los poderes públicos de la capital, cuyo casco urbano fue declarado Patrimonio Nacional de la Humanidad por la Unesco en 1987.
En imágenes inéditas obtenidas por la agencia Afp, se ve a un hombre de camiseta negra con el rostro de Bolsonaro estampado, destruir un reloj fabricado por Balthazar Martinot, relojero del rey de Francia Luis XIV.
El hombre intenta interrumpir la energía eléctrica en el tercer piso del palacio de Planalto, y al percibir la cámara de seguridad, arremete contra ella con un extintor.
La procuraduría general presentó cargos contra 39 detenidos y pidió el bloqueo de bienes por unos 8 millones de dólares.
El cerco a Bolsonaro
Las autoridades quieren determinar quién financió y ordenó el asalto, y aprietan el cerco en el entorno de Bolsonaro. Por lo pronto, la Policía Federal detuvo en el estado de Río de Janeiro a un sospechoso de organizar y financiar los actos golpistas, informó el portal G1.
La agencia Reuters destacó en un reportaje que Pix, un exitoso sistema de pagos administrado por el gobierno, se convirtió en un pilar financiero clave que apuntala al movimiento que niega los resultados de la elección presidencial, permitiendo que los simpatizantes más fervientes de Bolsonaro reciban microfinanciamiento para sus medios de comunicación alternativos y para las manifestaciones de extrema derecha que culminaron en el caos del día 8.
La misma herramienta que ayudó a forjar el movimiento golpista será utilizada por los investigadores para acabar con él, dijeron funcionarios policiales y de lucha contra el lavado de dinero.
“Tenemos una línea de investigación segura sobre los movimientos realizados a través de Pix; el tiempo de los financistas se ha acabado”, declaró un jefe de la policía federal que requirió el anonimato.
Reuters relató que un hombre identificado como Salvador Faria –quien se sentó en la silla del presidente del Senado y puso los pies en una mesa de madera– se jactó: “tengo dinero en el banco”, mientras transmitía en directo el asalto. “Gracias a ustedes, queridos patriotas que nos han ayudado, muchos amigos patrocinándonos con Pix”.
Un policía federal que trabaja en la pesquisa del Supremo Tribunal Federal dijo que hay indicios que sugieren que el asalto fue financiado por agricultores y magnates del transporte de bastiones bolsonaristas en el interior de Brasil.
Lanzada en noviembre de 2020 y gestionada por el Banco Central de Brasil, Pix es una aplicación gratuita para particulares que permite transferir dinero al instante a través de servicios bancarios en línea.
A la fecha, las transacciones ascienden a unos 3 billones de dólares superando los pagos con tarjetas de débito y crédito el año pasado.
Desde Orlando, Florida, durante un encuentro con seguidores, Bolsonaro, quien ya es investigado, lamentó lo sucedido el día 8: “una cosa increíble, pero en mi gobierno, la gente aprendió lo que es la política, conoció los poderes, empezó a dar valor a la libertad”, según un video divulgado en el portal Metrópoles.