Tras muchos años de precios al consumidor con alzas no mayores a 4.5 (salvo 2008, 6.5; 2017, 6.8; y 2018, 4.8), en México la inflación se disparó en 2021 a 7.4% por desajustes pospandemia de la oferta y alza en los energéticos, y en 2022 a 7.8% (Gráfico 1).
En 2022, los segmentos del INPC que presentan mayor inflación fueron el de alimentos 12.9%, y el de servicios privados 11.6. En alimentos destacan los aumentos de: pan blanco 27.1%, huevo 25.7, tortillas de trigo 21.5, y pasta para sopa y aceites vegetales 21.0; también de refrescos 11.2%, y agua embotellada 9.8%. Los energéticos sólo aumentaron 2.9% por los subsidios a gasolinas y otras medidas de contención.
La trayectoria del INPC (dic 20-dic 22), así como la de sus componentes subyacente (precios de mercado) y no subyacente (productos agropecuarios y energéticos de precios más volátiles por condiciones externas), se presentan en el Gráfico 2
La canasta básica aumentó 8.4%, nuevamente más que el INPC en razón al peso que en ella tienen los alimentos (Gráfico 3). Buen augurio es, sin embargo, que el Índice de Precios al Productor sólo aumentó 5.6%, lo que deberá traducirse en una moderación rápida de los precios al consumidor.
De las ciudades seleccionadas, las que registran la inflación más alta son: Campeche y Oaxaca 10.1%, Mérida 9.8, Morelia 9.3 y Acapulco 9.2 (Gráfico 4); y la inflación más baja: Hermosillo 6.4 e Iguala 6.5%
† Buen viaje padre Concha
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