Viena. Después de que las restricciones por el covid-19 eliminaron durante dos años la glamurosa temporada invernal de bailes de Viena, Wahyuni estaba ansiosa por ponerse su deslumbrante vestido de gala y volver a pasar la noche bailando valses.
“Nos encanta venir aquí porque las decoraciones están hechas con flores reales y es muy hermoso”, comentó Wahyuni junto a su amiga Deasy, quienes se negaron a revelar sus apellidos, en el legendario Baile de las Flores en el ayuntamiento neogótico de Viena.
Deasy, de 46 años, originaria de Indonesia, dijo que había asistido al colorido encuentro años atrás y que “tenía que volver”.
Conocido como uno de los bailes de invierno más bellamente decorados de los cerca de 450 que se realizan en la capital austriaca cada invierno, el Baile de las Flores exhibió deslumbrantes arreglos elaborados con 100 mil flores.
Con vestidos blancos y trajes de noche negros, cuatro debutantes dijeron estar “bastante nerviosos” de llegar al baile.
“Creo que es hermosa la decoración y eso me hace muy feliz”, comentó Eduard Wernisch, de 18 años.
Los autodenominados “novatos” expresaron que desde septiembre toman clases de baile un par de horas por semana para prepararse.
El ritmo del vals puede ser difícil y Emma, de 17 años, reconoció tener miedo de dejar caer su ramo de flores.
“La gente viene con la expectativa de vivir la primavera”, en contraste con la grisura del invierno vienés, comentó Peter Hucik, director artístico del Baile de las Flores.
Se mostró complacido de que el baile del viernes contó con 2 mil 400 participantes en el comienzo del ciclo de grandes bailes de Viena.
Temporada exitosa
El cierre sanitario de la época de bailes costó a Viena casi 164 millones de dólares en ingresos anuales.
Pero el actual periodo parece encaminado a convertirse en el más exitoso registrado hasta ahora en la ciudad.
“Esta temporada está volviendo con fuerza”, comentó Markus Griessler, presidente de la división de turismo y ocio de la Cámara de Comercio de Viena.
“Uno de cada tres vieneses de 15 años o más planea asistir este año a un baile“, comparado con uno de cada cuatro en 2019, agregó.
Hay una correlación entre la temporada de bailes de Viena y el turismo en general, apuntó Norbert Kettner, director de la oficina de ese rubro de la ciudad, al ser consultado sobre por qué los bailes son prioridad para su despacho.
“Claramente, la gente insiste en viajar y bailar”, consideró.
La tradición data del siglo XVIII, cuando los bailes de la corte real de los Habsburgo dejaron de ser exclusivamente para la aristocracia.
Los vieneses comenzaron a adoptar las costumbres de la corte para sus veladas y a organizar bailes dedicados a cazadores, dueños de cafés o floristas.
La ocasión era aprovechada para acercarse al sexo opuesto y beber vino, comer, curiosear y bailar.
“La temporada de baile y vals de Viena siempre fue una espina en el costado de la Iglesia católica”, señaló Kettner, porque al bailar vals las parejas “se acercaban demasiado”.
Por eso la temporada de bailes “sigue aproximadamente el calendario cristiano y concluye antes del Miércoles de Ceniza”, explicó.
Este sector genera ingresos para miles de personas, desde hoteles y restaurantes hasta sastres y peluqueros.