Ciudad de México. La cooperativa Huexólotl Down SC de RL de CV –dedicada a la producción, transformación y comercialización de carne de pavo–, es la única del ramo en la Ciudad de México cuya plantilla está conformada en más de 60 por ciento por jóvenes con síndrome de Down o alguna discapacidad.
En sus instalaciones del callejón La Perita, colonia Pueblo Nuevo, en Magdalena Contreras, Fernando, Maribel, Patricio, Agustín, Rubén, Andrea y Carlos –cuyas edades fluctúan entre 18 y 48 años– su condición no es impedimento para empacar y etiquetar los productos de pavo en un ambiente laboral amigable.
Ellos reciben un salario mensual de 5 mil 200 pesos y cada fin de año, desde 2017, cuando fue creada la cooperativa, obtienen un monto extra como compensación por las ganancias globales.
La fundadora de la sociedad cooperativa, Gabriela Mendoza, relata que la empresa se creó porque su hijo Ángel, quien tenía síndrome de Down y falleció en julio tras contagiarse de covid-19, quiso trabajar e independizarse.
La agrupación –cuyo logotipo es una mano con forma de guajolote, que en náhuatl es huexólotl– recibió el apoyo económico de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo local con el que pudieron adquirir equipo de refrigeración y maquinaria para transformar la carne de ese animal.
Huexólotl Down, cooperativa para la crianza y transformación de la carne de pavo –dueños de la marca Pavo Down–, muestran sus productos con orgullo. Foto José Antonio López.
Ángel tenía 25 años al morir, pero desde antes su familia encontró en estos animales una opción para lograr el crecimiento económico y social del joven, al recordar que en su niñez jugaba con los guajolotes de su abuelo en Toluca.
Gabriela menciona que él dejó la cooperativa en marcha, por lo que la meta para este año es incrementar la ventas de pavos que se ofrecen al natural, horneados, orgánicos o comercial, por lo que pretenden pasar de 2 mil a 10 mil unidades.
De esa manera, también buscarán ampliar la oferta de empleo formal para los jóvenes con síndrome de Down o que tienen alguna discapacidad, al lamentar las dificultades que enfrentan para ser contratados por las empresas.
Amor por la actividad
A la lista de retos se suma la firma de contratos con cadenas de restaurantes y empresas, como es el caso de la Fábrica de Jabón La Corona, a la que venderán 5 mil 50 salchichas al mes durante este año, lo que definió como “una prueba de fuego”.
En entrevista, indica que 22 de los 31 miembros de la cooperativa –conocida también como Pavos Down– tienen alguna discapacidad; sin embargo, asegura que “en este trabajo todos sabemos hacer de todo porque recibimos capacitación de cursos y programas que brinda el gobierno capitalino.
Foto José Antonio López
“Aquí no nos fijamos en las discapacidades, sino más bien en lo que podemos potenciar de las capacidades de cada uno de los jóvenes que realizan la labor que más les gusta, porque aquí no se impone nada”, asegura.
En este año también se pretende diversificar a la cooperativa con nuevas unidades que se ubicarán en los estados de Puebla, Jalisco y posiblemente Veracruz.
También se buscará trasladar la granja –que actualmente se ubica en Amecameca, en el estado de México–, a la zona de los Dinamos en la Ciudad de México, cuyo clima favorecerá la crianza de las aves.
En la visita a Pavos Down se observa que los jóvenes se sujetan a las estrictas medidas de higiene en el manejo de alimentos y de desinfección, además de que venden derivados de la carne de pavo, como jamón, salchichas, piernas, longaniza y carne molida.
Gabriela relata que prácticamente no hay merma de todo lo que se obtiene por la crianza de los pavos de doble pechuga, ya que se comercializa desde las plumas –las cuales adquieren artesanos de Magdalena Contreras para fabricar chamarras y suéteres–, hasta el hueso y retazo que buscan pequeños empresarios del estado de México dedicados a la elaboración y venta de croquetas para perros.