La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reportó en diciembre pasado que 22.8 por ciento de los trabajadores de todo el mundo han sufrido violencia y acoso laboral de algún tipo, y en el caso de las mujeres más de 8 por ciento dicen haber padecido hostigamiento sexual.
El acoso y la discriminación en el ámbito del trabajo, asegura, afecta sicológicamente a los empleados e incide negativamente en su desempeño, en todo tipo de sectores: empresas privadas, instancias de gobierno y organizaciones civiles.
Para prevenir, atender y erradicar este fenómeno en el sector social, agrupaciones diseñaron un Protocolo modelo de prevención y actuación en casos de discriminación, acoso y hostigamiento sexual y laboral en organizaciones de la sociedad civil, señaló a La Jornada Friné Salguero, directora del Instituto de Liderazgo Simone Beauvoir.
“El protocolo modelo tiene un doble objetivo: buscamos cambiar la cultura laboral en el sector de la sociedad civil para que sea libre de acoso, discriminación, hostigamiento; por otro lado, queremos empezar a crear una cultura y una comunidad de aprendizaje para que las agrupaciones que empiecen a adoptar el protocolo podamos discutir sobre los retos que tenemos como sociedad civil” en esa materia.
Explicó que el documento está basado en las “buenas prácticas de otros protocolos, en el Convenio 190 de la OIT y en aspectos de derechos humanos y feministas”.
Detalló que posee aspectos “innovadores como la justicia restaurativa y justicia trasformativa, que lo que buscan es no solamente basarse en la justicia penal para la resolución de conflictos, sino también dejar un aprendizaje, tanto en la persona que comete la agresión como la que la vive, así como de reflexión al interior de las organizaciones sobre las prácticas que normalizan esas violencias”, a fin de modificar esa situación.
Se propone que “no solo haya un procedimiento de, te castigo y te vas (en contra de quienes agreden), sino de modificar aspectos para que haya un ambiente laboral nuevo, que no permita la repetición”. Además establece que no sólo la víctima sea la única que pueda denunciar. “Un testigo puede también hacer la denuncia, y eso genera culturas laborales distintas”.