Uno de vacaciones dice: pues sonetos... De más o menos serios a pues no.
El primero tiene título, “Graciela bajo el tilo”: “A la sombra del tilo florecido, / bajo su protección alta y frondosa, / ¿qué puedo yo esperar?, ninguna cosa, / bajo él a nada aspiro, nada pido. // El corazón lo siento como un nido / que en su verdor solícito se goza / de vacío no estar, sino atendido / por el trino solar que en él se posa. // Soy la misma de siempre, la Graciela / que Perosio apellídase, mas siento / que aquí algo más yo soy, lo experimento. // O menos, yo no sé, mas me consuela / de lo tanto dolido este momento / que algo secreto, eterno, me revela.”
El segundo también, “Bajo el manzano el hombre”: “Era mi soledad como un manzano / bajo el cual despertaba una mañana. / Me despertó la claridad temprana. / Ya no era primavera, era verano. // Era apenas verano, muy apenas, / pero el calor ya andaba entre las venas, / y en mis ojos la luz, una luz clara. / Y como si el silencio me habitara // hablé. ¿Canté? No supe. Fui yo mismo / y me dije soy yo, sencillamente, / sencillamente yo, o no lo dije, // algo lo dijo en mí, algo que rige / creo la vida de todo sutilmente. / Y un aire de frescor fue mi bautismo.”
El penúltimo, innominado: “¿Es la voz de tu voz lo que en ti habla?, / porque si no no hay caso, si no le haces / caso a esa voz me temo que fracases / en todo lo que harás, cara de tabla. // Eso dijo el espejo, y por las paces / hacer con él le dije que lo haría, / que la voz de mi voz escucharía. / ¿Y fue? No fue. Quedose todo en frases // sin al final verdad, hueras salieron. / De mi boca salieron, mas no fueron, / no llegaron a ser. Se confundieron // con tanta barahúnda, tal relajo / que mis palabras traen, siempre a destajo, / trabajando de más… Mi voz dijeron.”
Y el último, “La cena”: “Se estaba haciendo feo el jitomate, / pero me lo comí, la parte buena, / con cebolla y yogurt, tal fue mi cena, / y salsa Valentina de remate. // Queso Chihuahua en trozos… Jaque mate, / le dije al hambre, y que se va azorada / a ya se sabe dónde, de volada. / Panza llena, contento aquel que late // y lata me da a veces, no esta noche / que a pierna suelta, pienso, dormiré. / De amores esta noche nada sé. // Quesadillas quizá de huitlacoche / hubiera preferido, pero qué. / De rechupete estuvo lo que hallé.”