Nueva York. En su libro más reciente, Bloodbath Nation, el escritor neoyorquino Paul Auster realiza una radiografía de la violencia generada por las armas en Estados Unidos, que cada año se cobra más de 40 mil vidas.
Titulada en español Un país bañado en sangre, la obra sale a la venta este martes en Estados Unidos, analiza la situación de las armas y cómo la violencia afecta la vida de millones de personas a diario.
El ensayo del novelista, de 75 años, pasa de lo personal a lo histórico a lo largo de 100 páginas con fotos de lugares de masacres en Estados Unidos.
Una de las explicaciones de este ensayo publicado en una colección de ciencia política aparece desde las primeras páginas: un secreto de familia que el escritor descubrió cuando era joven.
“El 23 de enero de 1919 (...) mi abuela le disparó a mi abuelo y lo mató”, revela en el libro. En ese momento el padre de Paul Auster tenía apenas seis años y su tío, que presenció el asesinato, sólo tres más.
La abuela del autor fue juzga-da en Wisconsin (norte de Esta-dos Unidos) pero fue sorpresivamente absuelta por “demencia temporal” y se instaló con sus hijos en Nueva Jersey, cerca de Nueva York.
“El arma provocó todo esto; no sólo los hijos se quedaron sin padre, sino que vivieron sabiendo que su madre lo había matado”, escri-be Auster.
El intelectual representa la situación del país, que cuenta con más armas (más de 400 millones) que habitantes (338 millones): 40 mil personas mueren allí al año a causa de las armas de fuego; de esas, más de la mitad por suicidio.
En Estados Unidos las balas matan a diario a un centenar de seres humanos, devastando familias, amigos y comunidades enteras, recuerda el escritor.
El libro cuenta con una cuarentena de impactantes fotografías en blanco y negro del fotógrafo neoyorquino Spencer Ostrander de lugares donde se produjeron tiroteos en masa, como la discoteca LGBT+ Pulse de Orlando, en Florida, donde 50 personas perdieron la vida en 2016.
Discotecas, supermercados, iglesias, carreteras, estacionamientos, vehículos..., lugares que fueron escenario de tiroteos y que muestran una desolación absoluta. En ninguna hay un ser humano o un animal.
“Elegí centrarme en el lugar del tiroteo como un símbolo. Aunque haya sido reconstruido, destruido, abandonado, es un símbolo de la importancia que los estadunidenses otorgan a este problema”, explicó el fotógrafo a la revista Publishers Weekly en octubre, según cita en un comunicado la editorial Grove Press, que editó el libro.
“Las grietas de la sociedad estadunidense se amplían continuamente para convertirse en grandes agujeros de espacio vacío”, concluye Auster en Un país bañado en sangre.
Desde que terminó su libro, 21 personas (la mayoría niños) murieron en un tiroteo en una escuela de Uvalde, Texas; 10 en un supermercado en Búfalo, Nueva York, y siete en Highland Park, Illinois.
“¿En qué tipo de sociedad queremos vivir?”, cuestionó Auster.