Patricio Manuel se convirtió en el primer boxeador trans en debutar como profesional en Estados Unidos en 2018. Antes de realizar su transición, había disputado por una plaza olímpica como mujer, algo de lo que se siente orgulloso. Al enterarse hace unos días de la propuesta del Consejo Mundial de Boxeo de abrir una rama para pugilistas transgénero, decidió responder en su cuenta de Instagram.
El CMB tiene planeado crear esta rama con la premisa de la inclusión de género y para ofrecer oportunidades deportivas y profesionales a atletas que se enfrentan a un campo que los excluye.
Sin embargo, una de las posturas más claras del organismo es que no permitirán que una persona nacida con un sexo biológico determinado enfrente a alguien nacido con un sexo biológico distinto. Es decir, por dar un ejemplo, que si una persona nace con sexo asignado mujer no puede pelear con una trans porque esta habría nacido diferente.
Pat Manuel difiere de esa postura y considera que lejos de representar un camino para la “inclusión”, deshumaniza a las personas transgénero.
“Hablar de decepción (sobre esta propuesta) es un eufemismo. Lo que plantea el CMB deshumaniza a las personas trans porque asume que un hombre trans no es hombre y una mujer trans no es mujer”, expresa el estadunidense.
Argumenta que la propuesta del CMB contradice los avances logrados en organismos deportivos como el Comité Olímpico Internacional y la Federación de Boxeo de Estados Unidos. Hay un retroceso al impedir que una mujer trans pueda pelear contra una no trans, por decir un caso, expone.
En una dirección semejante, Héctor Salinas, especialista en diversidad sexual y derechos humanos, considera que estas iniciativas –como la del CMB– son comunes entre quienes toman decisiones de alto nivel en organismos deportivos y políticos.
Eludir el problema
“Aparentemente son iniciativas que hablan de ‘inclusión’, pero no abordan el fenómeno desde su complejidad, sino que lo eluden”, señala Salinas; “se crea una ‘tercera vía’ que pretende ser inclusiva, pero en realidad perpetúa la segregación. Es como un paliativo para quitarse de encima un problema”.
Salinas, autor del libro ¡Eeeh, puto! Violencia homofóbica en el futbol, advierte que el error es partir desde una lectura biológica de este tema. Y enfatiza que no se puede pensar a los seres humanos sólo como entes biológicos, sino como sujetos sico-bio-sociales.
“Incluso si se educa sobre lo que implica el proceso de transición, queda en evidencia que muchos supuestos acerca de la fuerza “natural” de un sexo de nacimiento queda en entredicho, pues además de que es relativo, se modifica con esos procedimientos. Eso descarta la supuesta ventaja que reclaman quienes se oponen a la competencia de atletas trans contra personas no trans”, concluye.