París. La justicia iraní anunció ayer la ejecución en la horca de dos hombres declarados culpables de matar a un paramilitar en noviembre durante las manifestaciones de-sencadenadas por el deceso de la joven kurda Mahsa Amini, quien estaba bajo custodia de la policía de la moral, una acción que fue repudiada por la Organización de Naciones Unidas (ONU, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, entre otros.
Estas condenas elevan a cuatro el número de ejecutados desde el inicio del movimiento de protesta en Irán a mediados en septiembre.
Mizan Online, la agencia de información del Poder Judicial informó: “Mohammad Mahdi Karami y Seyyed Mohammad Hosseini, los principales autores del crimen que condujo al martirio de Ruhollah Ajamian, fueron ahorcados la mañana” de ayer.
Los sentenciados estaban acusados de haber matado a Ajamian, miembro de la milicia paramilitar Basij, ligada a los Guardianes de la Revolución, el pasado 3 de noviembre en Karaj, ciudad al oeste de Teherán. El tribunal de primera instancia los condenó el 4 de diciembre a pagar con su vida el crimen. El veredicto fue confirmado el 3 de enero por la Corte Suprema de Irán, un proceso calificado por varias organizaciones pro derechos humanos de “expeditivo”. Los Basij se han desplegado en las principales ciudades, atacando y arrestando a inconformes.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos denunció juicios “basados en confesiones forzadas”, y agregó que “es impactante que Irán continúe ejecutando a manifestantes, pese a la indignación internacional”.
“Estos ahorcamientos representan un elemento clave de los esfuerzos del régimen (iraní) para reprimir las protestas”, acusó Ned Price, vocero del Departamento de Estado estadunidense.
La Unión Europea se mostró “consternada” por los ahorcamientos, indicó Nabila Massrali, portavoz del jefe de la diplomacia comunitaria, el español Josep Borrell. Francia calificó las ejecuciones de “repugnantes” y los Países Bajos anunciaron el llamado a consultas de su embajador en Irán.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, decretó el nombramiento del general de brigada Ahmad Reza Radan, mando de largo historial como jefe de la policía nacional de la república islámica ante la ola de protestas que comenzó en septiembre.