Brasilia. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva congregó ayer, por primera vez, a sus 37 ministros, prometiendo trabajar con el Congreso para “reconstruir” Brasil, luego de cuatro años del “gobierno autoritario” de su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
“Necesitamos tener una buena relación con el Poder Legislativo”, aseguró Lula, quien asumió el domingo pasado la presidencia del gigante latinoamericano por tercera vez. El gobierno necesita conseguir el apoyo de una Cámara de Diputados y un Senado aún más inclinados a la derecha tras las elecciones de octubre pasado.
“Nuestra tarea es ardua pero es noble. Debemos dejar este país mejor, más saludable, más rico, más emprendedor, con mejor educación y mayor civilidad”, destacó en el Palacio de Planalto el líder progresista, que el mes pasado había señalado que heredaba de Bolsonaro una nación en “situación de penuria”.
Los 37 ministros de Lula, 23 más que Bolsonaro, son un variado grupo de experimentados políticos y profesionales, que incluye once mujeres, cinco personas negras y dos indígenas, un contraste con la administración anterior dominada por hombres, outsiders y militares.
“No somos un gobierno de pensamiento único”, señaló Lula, reclamando no obstante a sus colaboradores esforzarse para lograr ideas convergentes para “la reconstrucción de este país”.
La cancillería anunció la noche del jueves el regreso de Brasil a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, de la que se apartó hace tres años por orden de Bolsonaro; los gobiernos de Cuba y Argentina celebraron a Lula. El bloque, que reúne a 33 países americanos, sin Estados Unidos ni Canadá, fue creado en 2010, en los años dorados de la izquierda regional y con Lula como promotor del diálogo de naciones.