París. De la música se puede aprender casi todo, dijo en una ocasión el director de orquesta y músico Daniel Barenboim, quien ayer anunció que dejaba la Ópera de Berlín por motivos de salud.
Aquejado de una “enfermedad neurológica grave”, Barenboim anunció en un comunicado que dejará la batuta el 31 de enero, tras más de tres décadas al frente de la prestigiosa orquesta.
Con 80 años de edad, uno de los más grandes virtuosos del siglo XX ya había tenido que observar una larga pausa en 2022 y renunciar a varios compromisos.
“Interpreté mi primer concierto en 1950. ¿Puede creerlo? Toco desde hace más de 70 años y la gente está dispuesta a venir para escucharme; es conmovedor”, expresó Barenboim en 2021, en plena pandemia de covid-19.
Nació en Buenos Aires en 1942, en el seno de una familia judía practicante. Sus padres eran profesores de piano. Su padre era “muy estricto”, pero de “gran inteligencia”, recordaba.
“Mi padre pensaba que era esencial que yo pudiera vivir como parte de una mayoría y no de una minoría judía”, explicó en una ocasión.
A lo largo de su carrera ha tocado con los artistas y directores más reputados. Pero su proyecto más querido es su orquesta West-Eastern Divan, creada en 1999 junto al intelectual palestino Edward Said.
En ella tocan músicos israelíes y de países árabes en un clima de convivencia que busca demostrar que el entendimiento es posible.
De prosa directa y filosa, Barenboim ha dado lecciones de música y política con su batuta.
“Me halaga mucho que se hable de esta orquesta como una agrupación para la paz, pero no puede ser eso: la paz en Medio Oriente necesita más que un par de músicos que toquen bien juntos”, afirmó.
Genio musical
A los siete años, Barenboim ofreció su primer concierto en Buenos Aires, y un par de años después partió con su familia para radicarse en Israel y luego en varios países de Europa.
En Viena estudió piano con Edwin Fischer y dirección con el fallecido Igor Markevitch; siguió en París con Nadia Boulanger.
“Cuanto más inaceptable era para mí la situación en Israel, por ser irreparable, más me volvía hacia Argentina emotivamente”, recordó.
A los 25 años fue elegido por el sello discográfico EMI para grabar los cinco conciertos para piano de Beethoven con el maestro alemán Otto Klemperer.
También grabó todos los conciertos para piano de Mozart junto a la orquesta English Chamber, de la cual se convirtió en director en 1965.
“Es difícil encontrar el equilibrio entre pasión y disciplina. Cada vez que te enamoras, adiós disciplina. Pero la música no puede ser sólo pasión, porque hay que poder controlarla; ni tampoco tan racional, porque no sería arte”, dijo el maestro, cuyo gran amor fue la chelista británica Jacqueline du Pré.
Se casó con ella en 1967. Formaron uno de los más célebres dúos musicales del siglo XX, hasta que, aquejada de esclerosis múltiple, Jacqueline puso fin a su carrera musical en 1972 y murió en 1987.
Barenboim se fue a vivir a París con la pianista Elena Bashkirova, quien se convirtió en su segunda esposa y con la que tuvo dos hijos, David, en 1982, y Michael, violinista, en 1985.
Wagner en Jerusalén
Durante 14 años dirigió la Orquesta de París (1975-1989), pero fue despedido seis meses antes de la apertura de la nueva Ópera de la Bastilla.
Comenzó entonces una carrera en Estados Unidos al frente de la Sinfónica de Chicago (1991-2006), en paralelo a la dirección de la Staatsoper de Berlín.
Llegó a la ópera a los 30 años con un primer Don Giovanni en Edimburgo en 1972.
En julio de 2001 dio un concierto de Wagner en el Festival de Jerusalén que causó gran revuelo.
“Quien vio morir a su familia en los campos de concentración no puede escuchar a Wagner, hay que respetar eso. Pero no hay ninguna razón para impedir escuchar esta música a la gente que no sufre con esa asociación”, expresó alguna vez.
Tampoco pudo escapar a las polémicas cada vez más extendidas en el mundo del arte sobre el carácter de sus grandes personalidades.
En 2019 un grupo de ex colaboradores de la Staatsoper lo acusó de autoritarismo. “La manera en que se trata a la gente ha cambiado en el mundo”, reconoció entonces.