Para el Departamento de Justicia de Estados Unidos “Ovidio Guzmán López es un miembro de alto rango del cártel de Sinaloa” y junto con sus hermanos Alfredo, Joaquín e Iván “desempeña funciones de mando y control de alto nivel en su propia organización de tráfico de drogas”. Enfrentan 21 cargos por narcotráfico en Estados Unidos.
Las autoridades estadunidenses consideran que “los hermanos Guzmán López comenzaron temprano sus carreras de narcotraficantes al heredar las relaciones de su hermano fallecido, Édgar Guzmán López.
“Después de la muerte de Édgar, Ovidio y Joaquín heredaron una gran parte de las ganancias de los narcóticos y comenzaron a invertir grandes cantidades de dinero en efectivo en la compra de mariguana en México y cocaína en Colombia”, advirtieron autoridades estadunidenses en un comunicado de prensa.
Los hijos de El Chapo Guzmán iniciaron su carrera delictiva aprovechando la estructura que servía a su padre y “adquirieron grandes cantidades de efedrina de Argentina y organizaron el contrabando del producto a México cuando comenzaron a experimentar con la producción de metanfetamina”.
Ovidio y sus hermanos, según las autoridades estadunidenses, “actualmente supervisan aproximadamente 11 laboratorios de metanfetamina en Sinaloa que producen un estimado de 3 mil a 5 mil libras del estimulante por mes. Esa droga se vende al por mayor a otros miembros de Sinaloa ya distribuidores con sede en Estados Unidos y Canadá.
“Otra información indica que Ovidio Guzmán López ha ordenado el asesinato de informantes, un narcotraficante y un popular cantante mexicano que se había negado a cantar en su boda.”
El 2 de abril de 2018, los hermanos Guzmán López fueron acusados formalmente por un gran jurado federal en el distrito de Columbia y señalados por 21 cargos de conspiración para distribuir más de cinco kilogramos de cocaína, 500 gramos de metanfetamina y mil kilos de mariguana.