En este país hay excelentes bateristas, percusionistas que calientan, incendian escenarios con el son afroantillano, baquetas que acentúan con fuerza el marcato del tango, que dibujan y dan luz a las mil formas del pop, que reptan viscerales en el blues, que estallan con garra en el rock, que construyen plataformas y reinventan el jazz. Cada quien dando pinceladas o espetando brochazos en sus propias rutas.
Y los hay también, los menos, quienes navegan con maestría en todas las aguas. Mario García es uno de ellos.
Y no sólo es un políglota del ritmo y el groove, Mario es dueño de una inagotable paleta de timbres y colores que va esparciendo con inteligencia en cada una de sus intervenciones. Estaría de más hablar de su sensibilidad, ya que eso se sobreentiende, pero apuntémoslo también.
Veinticinco años después de acompañar a mundo y medio (o más) en la música popular (Armando Manzanero, José Feliciano, Raúl di Blasio, Rocío Dúrcal, Andrea Bocelli...) y ser parte central en muchos de los más importantes proyectos de jazz por estos rumbos (Arturo Sandoval, Rodolfo Popo Sánchez, Juan José Calatayud, Rosino Serrano, Mad Trío, la Big Band Jazz de México...), Mario se animó a trazar un proyecto de cuatro discos (físicos y digitales) bajo su propio nombre: Mario García & Friends.
El primer volumen apareció en 2021, el segundo en 2022 y en este momento el tercero está en plena posproducción. 160 músicos han sido convocados para esta aventura, y con sólo ver los cinco primeros nombres de la lista, nos damos cuenta del nivel de todos ellos: Aarón Cruz, Alex Mercado, Abraham Barrera, Daniel Wong y Víctor Patrón.
Mario García Cruz nació en la Ciudad de México el 16 de agosto de 1968. Inició sus estudios musicales en el Sindicato de Músicos, en 1999, pasa un año en el Conservatorio de las Rosas, en Morelia, y un año después se inscribe en el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana (Jazzuv), donde se empapa de magia durante siete años.
“Este proyecto se me ocurrió en la pandemia. Teníamos muy pocas cosas que hacer, excepto ponernos a estudiar, y una tarde que estaba estudiando encontré un disco de bajo solo de Rodrigo Castelán; yo me ponía a estudiar arriba de ese disco. Entonces pensé: ‘¿Por qué no grabo algo con Rodrigo?’ Así empecé esta aventura”, nos platica el maestro.
–¿Tu elegiste los temas del proyecto o los amigos te fueron proponiendo el contenido?
–Algunos yo los elegía, otros me los proponían. Unos son composiciones exclusivas que me regalaron amigos músicos. El primer disco es básicamente a trío.
–El segundo es con la Big Band.
–Es correcto, con la Big Band Jazz de México como base, pero también con muchos músicos invitados.
–¿Cuánto tiempo llevas con esa big band?
–Como... 23 o 24 años, desde que se creó.
–Todo el tiempo ahí
–Sí, excepto por tres o cuatro años, que estuve viajando mucho con el maestro Manzanero; iba y venía de la Big Band, y dejaba algunos bateristas que me suplieran… fueron unos cuatro años así.
–¿De qué años hablamos?
–Fue de… 1998 a 2002, más o menos.
–¿Qué haces específicamente en estos días?
–Estoy terminando de mezclar este tercer disco. Estoy haciendo una gira con Raúl di Blasio, Francisco Céspedes y Susana Zabaleta. También participo en la Orquesta Moderna del maestro Rosino Serrano. Y empezamos una gira con la Big Band Jazz de México.
El tercer volumen de Mar i o García & Friends incluye los temas: Maria n a (de Mario García y Marco Tulio Rodríguez), Nool (Iván Núñez), Nipón blues (Ricardo Benítez), MG (Daniel Navarro), Rod’s mood (Rodrigo Castelán), Me fly (Carlos Gallegos), Columba (Cristóbal López), PM (Pepe Morán), Prime time (Rodolfo Mendoza Dennis), Agosto 26 (Alberto García), Los cocayitos (Mario Patrón), Impresiones (Manuel Cazares), Remedios (Leonardo Sandoval), Taking a chance on love (Vernon Duke), You stepped out of a dream (Gus Kahn) y Stranger in paradise (Robert Wright).
Es la pasión que se esparce surco a surco.
Salud