En junio pasado, se realizó una “pasarela de moda” en un modesto salón de la colonia Narvarte, pero sin modelos lánguidas y esbeltas en tendencias primavera-verano de alguna marca. Desfilaron, por una improvisada tarima, jóvenes que en lugar de vestir diseños nuevos presentaban cartulinas con leyendas de datos duros que daban cuenta del maltrato laboral en la industria textil, que incluye la fabricación y comercio de telas, ropa, calzado, así como la alta moda.
Fue el lanzamiento de la campaña La precariedad está de moda, impulsada por la asociación Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Su idea, ironizar sobre el abandono en el que esta industria tiene a sus trabajadores: un millón 18 mil personas laborando en condiciones de precariedad, desde el que maquila hasta la modelo, según sus datos, recabados del censo económico 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), así como de la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación 2021.
La industria de la moda es un emporio global cuyo valor estimado es de 3 billones de dólares (o sea 3 millones de millones de dólares). El producto interno bruto de México (PIB) es de 1.7 billones de dólares.
En su estudio, Acción Ciudadana indicó que la mitad de los trabajadores en este sector carecen de seguridad social, contratos estables y afiliación sindical. La ONG tomó de ejemplo a esta industria porque “hay mucha tela de dónde cortar” y tiene margen para mejorar salarios y condiciones laborales sin afectar su estabilidad económica.
Así, promueve una agenda de trabajo enfocada en mejorar las condiciones, aún en estado incipiente. La industria de la moda, a decir de esta asociación, puede detonar un cambio porque presenta condiciones de precariedad muy altas para sus trabajadores y a la vez una situación económica favorable. Además, es un sector económico cercano, en el que todas las personas tienen forma de involucrarse, aseveró a La Jornada Paulina Gutiérrez, responsable de articulación e innovación de dicha organización, que ya solicitó apoyo a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno de México, a fin de verificar que ya no exista subcontratación abusiva en el sector.
Hay que recordar que ni siquiera los trabajadores de la alta moda se escapan de los largos hilos del descuido laboral de la industria. Desde modelos, fotógrafos, stylist y demás oficios del punto final, que es la exhibición, se salvan.
Lawgical, una opción
Juliette Kanahuati es maquillista y también licenciada en derecho con estudios en propiedad intelectual. Es especialista en fashion law, lo que se conoce como derecho en la moda. Se desempeñó como makeup y ha trabajado en casas productoras importantes como abogada de la editorial, pero también, la maquillista a la que contratan. Los colores de sus maquillajes ahora los plasma en las leyes. “Todos los oficios deberían saber sus derechos laborales”, comenta en entrevista con La Jornada.
Hablando con modelos, fotógra-fos, stylist y maquillistas sobre cómo la industria de la moda “deshumaniza” los oficios, comparte que “lo triste es que el propio trabajador cae en esa deshumanización. La concientización comienza por conocer los derechos laborales”. Con otros colegas, Kanahuati fundó Lawgical, asociación de abogados cuya prioridad es hacer que “el conocimiento laboral sea de todos”. Su objetivo es “simplificar la protección legal haciéndola accesible”.
Además de sus servicios, ofrecen pláticas sobre cómo cobrar y otros temas básicos “que todos deberían conocer para protegerse y lograr un avance en la industria de la moda para que haya menos abusos”. También ofrece webinars (seminarios en la web) en los que se da una especie de guía elemental de derechos en el trabajo. Están enfocados en emprendedores, creadores y para los oficios dentro de la industria de la moda.
Kanahuati considera que tener conocimientos de estos temas es el primer paso para poder llegar, no sólo a una evolución en la industria, sino también a nivel sociedad. En Lawgical “queremos poner las herramientas sobre la mesa para que la gente sepa el camino que tiene que seguir. Que, por ejemplo, se les haga lógico que si no te van a pagar con tu trabajo o solamente te darán un crédito, que de todos modos conozcas que para ellos es una obligación el pago monetario. Si no sabes a lo que tienes derecho hay una mala fe de por medio, un abuso, y es justo lo que se debe romper”.
En su faceta de maquillista, relata que en una ocasión le ofrecieron hacer una colaboración con una marca de joyería. Sabía que tenía derecho a pago y terminó siendo para ella una colaboración consensuada. Sin embargo, eso fue lo que le abrió los ojos ante esta situación informal en la industria de la moda en México. En ese tiempo, ya era abogada, y para entonces se preguntaba: ¿por qué es común el pago en especie? Fue esa parte de “impotencia” la que le hace compartir con otros su experiencia en leyes.
Crear gremios
Como abogada de moda, explica, una buena posibilidad es crear gremios para poder defenderse de abusos laborales. “Sería beneficioso para todas las industrias en sí. La parte de crear en conjunto una especie de valores es fundamental. No basta con que una persona diga: quiero firmar contrato. Se trata de que todos crean en esos valores y los transmitan. El derecho a los conocimientos legales facilitaría los proyectos, pero tendría que ser un sindicato bien hecho, no sólo de papel y registro, sino de acciones”.
Afirma que informarse legalmente es una necesidad, “porque pueden hacer contigo una subcontratación abusiva. Hay que aclarar que la industria de la moda se rige por ‘servicios especializados’, por proyectos en su mayoría, por lo que lo mejor sería tener contratos. Es esencial para una relación segura laboral, sin eso, las pa-labras se las lleva el viento y si te quedaron de pagar a tres meses, cómo lo compruebas”.
En Lawgical, expone, “tenemos canales en los que tratamos de poner información de valor, gratuita. Y damos asesorías. Si se tiene el conocimiento hay una responsabilidad de trasmitirlo. Hacer que los demás lo conozcan es un parteaguas para la sociedad”.
En tanto, Acción Ciudadana continúa con su esfuerzo del diálogo “que ha sido complicado”, como asegura Paulina Gutiérrez, quien tras el informe dice que algunos empresarios “criticaron los datos”. Aclara que iniciaron sus estudios con la industria de la moda “porque pensamos que sí existen las condiciones para mejorar en lo laboral sin poner en riesgo su rentabilidad”.