Jerusalén. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, uno de los líderes de extrema derecha, visitó ayer la Explanada de las Mezquitas, lo que generó una ola de condenas de la comunidad árabe e internacional, entre ellas las de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania.
Por la noche, el ejército israelí reportó que los palestinos hicieron el “lanzamiento fallido” desde Gaza de un cohete hacia Israel, pero que no salió del territorio de la franja.
Ben Gvir estuvo acompañado en su visita por miembros de las fuerzas de seguridad, mientras un dron sobrevolaba la explanada. “El gobierno israelí, del que soy miembro, no cederá ante una organización vil y asesina. Si Hamas cree que amenazarme me disuadirá, que entiendan que los tiempos han cambiado”, tuiteó Ben Gvir en referencia al gobierno de Gaza.
Hazem Qasem, vocero de Hamas, dijo que la visita fue un “crimen” y agregó: “Nuestro pueblo palestino seguirá defendiendo sus lugares sagrados”. Por su parte, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, recalcó su compromiso con el mantenimiento del statu quo en la Explanada de las Mezquitas ante las críticas internacionales.
En virtud de un statu quo histórico, los no musulmanes pueden visitar la explanada a determinadas horas, pero no pueden rezar en ella. En los últimos años, un número creciente de judíos, a menudo nacionalistas, oran allí.
Nabil Abu Rudeineh, vocero de la presidencia palestina, señaló que la presencia del ministro “fue desafiar al pueblo palestino, la nación árabe, y la comunidad internacional”. Responsabilizó a Tel Aviv de cualquier estallido que pueda ocurrir como consecuencia de sus “políticas racistas contra el pueblo palestino y sus sitios sagrados”.
Asimismo, Karine Jean-Pierre, a nombre de la Casa Blanca, dijo que es “inaceptable” cualquier intento de cambiar el statu quo de los sitios sagrados de Jerusalén. El vocero del Departamento de Estado, Ned Price, expresó que lo hecho por Ben Gvir “tiene el potencial de exacerbar las tensiones y provocar violencia”. Gran Bretaña, Francia y Alemania también condenaron la visita y manifestaron la preocupación de que ésta empeore las tensiones en la región.
La cancillería de Jordania denunció la “provocación” y convocó al embajador israelí en Amán. Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Marruecos, la Liga Árabe y la Organización de la Cooperación Islámica también condenaron la visita.
Un portavoz de la cancillería de Irán dijo que la visita del ministro israelí a Al Aqsa es “una vulneración de las normas internacionales y un insulto a los valores musulmanes en el mundo”. El jefe del Hezbolá libanés, Hassan Nasrallah, señaló que la provocación israelí puede hacer estallar la situación “no sólo en Palestina sino en toda la región”.
En un comunicado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó estar “determinado a mantener de forma estricta el statu quo”, pero recordó que en el pasado otros ministros acudieron a la explanada.
En 2000, la visita de Ariel Sharon, entonces jefe de la oposición derechista israelí, a ese lugar sagrado causó disturbios que derivaron en una guerra conocida como la Segunda Intifada, que duró hasta 2005.
En este contexto, el Ministerio de Salud palestino informó que un hombre de 15 años murió por los disparos del ejército israelí durante una redada en la ciudad de Belén, en el centro de Cisjordania.