Otro nicho en el mundo de la moda maridado con el de los maniquíes es el de los fotógrafos, a quienes el tema de la explotación laboral tampoco les es ajeno.
Jude Rojas ha trabajado para campañas grandes de empresas fast fashion y ahora estudia otra carrera, “porque como fotógrafo de moda no hay un futuro real. Hay limitantes que los dueños de empresas grandes imponen”, dice a La Jornada. “Ves lo que está por fuera, lo bonito. Incluso hablan de inclusión, pero cuando estás adentro te das cuenta de que hay mucha farsa”.
Cuando comenzó en esa actividad no se percató de que las agencias lo explotaban, no pagaban. “Te decían algo así como ‘estás aprendiendo’, para no liquidar. No lo vi como malo porque era experiencia, pero incluso en el corporativo en el que trabajó “había clasismo, racismo y gordofobia en su máximo esplendor. Hay un sector de fotógrafos y diseñadores a los que les va muy bien, pero es un grupo selecto al que es difícil acceder”.
Recuerda que un día lloró de estrés tras la petición de su jefe de tomar “unas mil fotos y editarlas ese mismo día con un equipo viejo. Lo que hacía era tomar y tomar fotos sin descansar, como un robot”. cuenta que hoy está “de maravilla porque me pagan con esquema mixto: la mitad con el salario mínimo y la otra ‘por debajo’, en trasferencia o en efectivo. Parece que no afecta pero si quieres sacar vivienda de Infonavit o alguna tarjeta de crédito no podrás porque estarás registrado con el salario mínimo. Lo hacen para no pagar más impuestos.”
Las empresas de moda “te hacen sentir que eres el problema y que tienes que estar agradecido porque te dan trabajo. También te bajan la autoestima para condicionarte. Te hacen a veces sentir tan mal… este medio es bonito por todo lo creativo que tiene, pero lo malo son los tratos de la gente que lidera”.
Los modelos cada vez destapan más estos temas en redes y revistas digitales que abordan el fenómeno de la moda desde una área más social, como melodrama.mx, dirigida por la historiadora Nayma Flores. No obstante, ante el abandono laboral, modelos y fotógrafos urgen a que se regulen los oficios que son base de la industria, “porque no saben sus derechos y eso representa un problema”, afirma María Estebaranz.
A esta modelo le han tocado contratos que son sólo una hoja que dice: ‘cede todos tus derechos’. Y además te “quieren pagar 500 pesos”, y agrega que hay tanta “informalidad que abundan modelos extranjeros que ni siquiera tienen documentos migratorios para trabajar; las agencias cobran por debajo del agua”.
No hay nada que respalde al modelaje como una profesión “y eso es importante. Entendiéndolo es como se van a resolver los problemas”, expone el especialista en moda y editor de la revista Coolhuntermx Israel Vázquez, en la mencionada tesis.