Londres. El año que termina ha sido quizá el más turbulento para los inversores, y por buenas razones. El recuento de las cifras finales es útil, pero ni siquiera se acerca a contar toda la historia.
Las acciones bursátiles a nivel mundial han perdido 14 billones de dólares y se encamina a cerrar el segundo peor año del que se tenga registro, pero en ese tiempo se han producido casi 300 subidas de las tasas de interés, lo que disparó la volatilidad.
Los principales motores de la inquietud han sido la guerra de Ucrania, combinada con una inflación galopante, a medida que las economías mundiales salían de la pandemia, pero China seguía encadenada a ella.
Los bonos del Tesoro estadunidense y los bonos alemanes, referencias de los mercados mundiales de deuda y activos a los que tradicionalmente se recurría en tiempos difíciles, perdieron 17 y 25 por ciento respectivamente.
El drama comenzó al arrancar el año, cuando quedó claro que el covid no iba a volver a paralizar la economía mundial y que el banco central más influyente del mundo, la Reserva Federal de Estados Unidos, se tomaba en serio lo de subir las tasas.
El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años saltó a 1.8 por ciento desde menos de 1.5 por ciento, lo que supuso una caída de 5 por ciento en el índice MSCI de acciones mundiales sólo en enero.
La Fed ha subido las tasas 4 puntos y el Banco Central Europeo 2.50 a pesar de que el año pasado por estas fechas se dijo que era poco probable que se movieran.
Titanes caídos
La subida de tasas también restó 3.6 billones de dólares a los titanes tecnológicos. Facebook y Tesla han sufrido una pérdida superior a 60 por ciento, mientras que Google y Amazon perdieron 40 y 50 por ciento, respectivamente.
Las acciones chinas han tenido un repunte tardío, gracias al alivio de su política de cero covid, pero acumulan una pérdida de 24 por ciento y la deuda pública de los mercados emergentes en “divisas fuertes” cedió más de 17 por ciento, en lo que también será su primera caída anual consecutiva.
Las ofertas públicas iniciales y las ventas de bonos también se han desplomado en casi todas partes, salvo en Oriente Medio, mientras las materias primas han sido la categoría de activos con mejores resultados por segundo año consecutivo.
El mercado de criptomonedas fue aún más caótico. El bitcóin, la criptodivisa dominante, ha perdido 60 por ciento de su valor, mientras el mercado se redujo en 1.4 billones de dólares, aplastado por el colapso del imperio FTX.