La ciudad rumana de Timisoara será en 2023 Capital de la Cultura Europea. Con este motivo, el Museo Nacional de Arte de Timisoara presentará, a partir del 17 de febrero, la primera exposición retrospectiva del reconocido pintor surrealista Victor Brauner (1903-1966), en su país natal.
Victor Brauner: Invenciones y magia, integrada por alrededor de 72 obras, entre pintura, dibujo, objeto y escultura, es curada por Camille Morando, especialista del Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo-Centre Pompidou, en París, Francia.
Nacido en Piatra Neami, Moldavia, Brauner participó activamente desde los años 20 en la vanguardia artística de Bucarest, de la que se volvió uno de sus principales representantes. En su juventud se dedicó al estudio de la magia. En 1924 diseñó las ilustraciones para la obra de teatro Salomé, de Oscar Wilde, y fundó junto con Ilerie Voronca la revista de pintura y poesía 75HP, de corte dadaísta, e introdujo el término “picto-poesía”.
Su conversión al surrealismo se dio de forma gradual entre su primera (1925-1926) y segunda (1930-1935) estancia en París. Se unió al movimiento de André Breton en el otoño de 1933.
A raíz de un incidente en 1938, el artista perdió el ojo izquierdo al mediar en una discusión entre los compañeros surrealistas Óscar Domínguez y Esteban Francés. Brauner intentó proteger a Esteban y fue alcanzado por un cristal arrojado por Domínguez. A raíz de esta tragedia el rumano se volvió, para los surrealistas, un pintor “visionario”, capaz de predecir el futuro, porque, siete años antes, Brauner pintó la pérdida del ojo en Autorretrato (1931).
Fue entonces que el artista comenzó un periodo en el que produjo series llamadas “mágicas” de objetos y pinturas cuya irrealidad parecía rebasar incluso los límites del surrealismo. En 1938 decidió radicar definitivamente en Francia.
Aparte de ser uno de los representantes del surrealismo más destacados, Brauner se impone en la historia del arte por ser dueño de una obra original, compleja, erudita, llena de humor e invenciones, alimentada por sus orígenes rumanas, los esotericismos más misteriosos, los románticos alemanes y las parietal y primitivas.
La Segunda Guerra Mundial obligó a Brauner a refugiarse en Gap, en los Alpes, donde experimentó con la técnica de la cera, y creó figuras inspiradas en el mundo de la magia. Tras la liberación regresó a París. Entró en contacto de nuevo con sus correligionarios surrealistas, en cuyas actividades participó, tanto en Europa como en América. Dedicó 1947 a experimentar en su estudio de París; sin embargo, un año después rompió con el grupo surrealista. En 1948 comenzó sus meditaciones sobre la naturaleza, que dominaron su obra hasta su muerte.
La exposición es posible gracias a un préstamo de alrededor de 40 obras del Centre Pompidou, así como una docena de piezas provenientes de los museos de Marsella y Sainte-Etienne. También, unos 20 trabajos preservados en Rumania en museos y colecciones privadas. De esta manera, la muestra podrá abarcar la totalidad de la carrera de Brauner, a partir de los años 20 hasta los 60.