Pide no ser indiferentes ante la muerte de Pelé
La muerte del Edson Arantes, el Rey Pelé, no puede dejarnos indiferentes, sobre todo a aquellos que tuvimos el privilegio de verlo realizar sus proezas en el Mundial de México 70. Él fue el primero en convertir el juego de futbol en un arte, y sus jugadas tanto como sus goles se han vuelto clásicos e inolvidables. Su lugar como rey es irremplazable, porque seguirá siendo el ídolo a quien admiraron multitudes y hoy su llegada al Olimpo lo confirma. ¡Salve, oh Rey Pelé, tu nombre y tus goles serán recordados eternamente!
Benjamín C. Valadez
Se solidarizan con la lucha en Perú a favor de Pedro Castillo
“¡Somos aún, vivimos! (kachqanirakmi)… Ya no le tenemos miedo al rayo de pólvora de los señores, a las balas y la metralla, ya no le tememos tanto. ¡Somos todavía! (…) Como las multitudes infinitas de las hormigas selváticas, hemos de lanzarnos, en defensa, hasta que nuestra tierra sea de veras nuestra tierra y nuestros pueblos nuestros pueblos” (del Himno a Tupac Amaru, de José María Arguedas).
Pareciera que esa es la respuesta que el pueblo peruano está dando por el golpe de Estado asestado al presidente Pedro Castillo por el Congreso ultraderechista y ante el nombramiento de un gobierno usurpador sostenido por las fuerzas armadas, la embajada estadunidense y la oligarquía peruana. La inestabilidad a la que se ha sometido a Perú es producto de los intereses intervencionistas de grandes empresas trasnacionales por recursos como litio, oro, cobre, tierras raras, gas y petróleo.
Condenamos la violencia y la represión de las fuerzas armadas contra nuestros hermanos peruanos. Nos solidarizamos con su lucha por la instauración de una asamblea constituyente que restablezca la democracia y el orden constitucional en Perú.
Académicos y administrativos del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM: Alfonso Bouzas, Josefina Morales, Ismael Núñez, María Cervantes, Daniela Castro, Genoveva Roldán, Verónica Villarespe y Guadalupe Guadarrama
Respalda el derecho a huelga del Situam
Las y los trabajadores universitarios, administrativos y académicos conquistamos el derecho a la sindicalización, a la huelga y a la contratación colectiva, con nuestras luchas en las décadas de los 70 y los 80.
Pero hoy, el Tribunal Federal de Asuntos Colectivos está ensayando una ofensiva hacia el sindicalismo universitario, buscando golpear al Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (Situam), uno de los sindicatos de mayor tradición de lucha en el sector y el único de institución que negocia colectivamente tanto derechos laborales de trabajadores administrativos como académicos.
Negar al Situam el derecho a emplazar a huelga para la revisión salarial, y amenazarlo con pasarlo al apartado B, viola la Constitución, porque en 1980 se estableció en el artículo tercero la garantía para las universidades autónomas de que “las relaciones laborales, tanto del personal académico como del administrativo, se normarán por el apartado A del artículo 123”.
Sentaría un precedente para limitar aún más los derechos de cientos de miles de trabajadores de las universidades autónomas del país y de otros centros de investigación.
Sería también un elemento que generaría inestabilidad en las universidades. Desde la Secretaría del Trabajo y los tribunales laborales le hacen un flaco favor al gobierno.
Nos sumamos a la iniciativa del profesor Gustavo Ocampo, del Sindicato de Trabajadores y Académicos de la Universidad Autónoma Chapingo (Stauach), para llamar a los trabajadores y trabajadoras universitarios, académicos y administrativos, a los sindicatos universitarios, a preparar la huelga general en la defensa de nuestros derechos.
Si golpean al Situam, nos golpean a todos.
María de la Luz Arriaga, integrante del Stunam y de la Asamblea de Profesores de la UNAM
Se queja por maltrato recibido en sucursal de Citibanamex
Al parecer el imperio trata de conservar su dominio en México a través de tentáculos disfrazados de empresas trasnacionales. En la sucursal 758 de Citibanamex, en Coacalco, estado de México, ayer, al solicitar la recepción de un depósito a cuenta, desde la misma entrada empezó el calvario cuando el vigilante me preguntó: “¿qué desea?” “Vengo a ventanilla”, contesté. “¿A qué?” “A depositar”. Y él especificó: “Sólo cantidades mayores de 10 mil pesos; si es menos, tiene que hacerlo en el cajero automático”.
A las 9:25 yo era el único cliente en la sucursal, tres o cuatro minutos después, al salir aún no había ingresado nadie más; pues bien, hice valer mi derecho de ingresar por tratarse de un establecimiento público en horario de servicio. Al pasar a la ventanilla 1, de 5 o 6 –todas estaban desocupadas–, la empleada me advirtió: “no puedo recibir depósitos menores a 10 mil pesos”; insistí mostrando el dinero y el áspero alegato concluyó con un “por esta única ocasión lo recibiré por excepción, pero el año próximo ya no se va a poder”. Tomó los 7 mil 500 pesos (“ni yo volveré a este banco”, pensé).
Como segundo oprobio, porque el mal siempre anda acompañado, antes de cruzar la puerta de salida hay una repisa para hacer anotaciones o llenar documentos; al intentar fotografiar el recibo de depósito para enviarlo al cuentahabiente –mi hijo–, el guardia se acercó y me dijo: “no puede sacar fotos dentro del banco, tenemos cámaras de vigilancia y si lo hace de inmediato vendrá seguridad pública”. “Mejor debería venir la Condusef o la Profeco”, pensé.
PD: Debo agregar que los cajeros están fuera de la sucursal; es decir, hay que salir a la calle y formarse antes de entrar por otra puerta, por lo que se expone a los clientes al atraco. Sin duda cabe preguntarse: ¿de qué lado estará la institución bancaria, de los clientes o de los delincuentes?