Brasilia. La policía brasileña detuvo a cuatro personas y realizó varias redadas, como parte de las investigaciones sobre un presunto intento de golpe de Estado durante los disturbios del pasado día 12, que involucran a partidarios del derrotado presidente Jair Bolsonaro, al tiempo que cientos de sus seguidores continuaron movilizados frente al cuartel general del ejército en Brasilia a tres días de la toma de posesión del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva.
Por orden del Tribunal Supremo de Brasil, se han llevaron a cabo registros en hasta ocho regiones diferentes, entre ellas Río de Janeiro y Sao Paulo, así como cuatro detenciones de las más de 30 órdenes de captura que se han emitido. “Los delitos investigados son daños calificados, incendio, asociación criminal, abolición violenta del estado de derecho y golpe de Estado, cuyas penas máximas combinadas ascienden a 34 años de prisión”, señaló la policía federal en un comunicado.
Según Cleo Mazzotti, dirigente de la División de Delincuencia Organizada de la Policía Federal, al mediodía habían arrestado a cuatro personas, y se esperaban más detenciones mientras la policía sigue buscando a otros 21 sospechosos. Se cumplieron dos órdenes de aprehensión en el estado noroccidental de Rondonia, una en Río de Janeiro y otra en Brasilia, indicó.
Entre los detenidos está el pastor evangélico Átila Mello, cuya esposa, Carina, se ha preguntado en sus redes sociales dónde están el presidente Jair Bolsonaro –de viaje para pasar el Año Nuevo en Estados Unidos–- y las fuerzas armadas, mientras el pueblo “es perseguido” por “luchar por Brasil y la bandera”.
El futuro ministro de Justicia, Flavio Dino, subrayó que las acciones policiales de ayer tienen como finalidad garantizar el estado de derecho y ha subrayado que las “motivaciones políticas” no legitiman actos criminales. “La libertad de expresión no incluye el terrorismo”, apuntó.
Esta operación se realizó a menos de una semana después de que la policía capitalina frustró un plan de atentado ideado por supuestos partidarios de Bolsonaro.
Las redadas se relacionan con los disturbios del pasado día 12, cuando se certificó la victoria de Lula y algunos bolsonaristas arremetieron contra la sede de la policía federal e incendiaron varios vehículos, incluso camiones, tras la detención de un líder indígena partidario de Bolsonaro.
La tensión sigue alta en Brasil tras las elecciones más reñidas de los años recientes.
El 24 de diciembre, las fuerzas de seguridad pública de Brasilia dijeron haber frustrado un atentado con bomba. Un partidario de Bolsonaro, vinculado a un grupo de opositores acampado frente al cuartel general del ejército, confesó haber fabricado el artefacto para provocar una intervención militar.
Cientos de bolsonaristas continuaron movilizados frente al cuartel general del ejército en esta capital, exigiendo una intervención militar para impedir el regreso al poder de Lula el domingo. “Bolsonaro, accione a las fuerzas armadas contra el fraude electoral”, decía uno de los carteles que montaron junto a las tiendas donde acampan desde el 30 de octubre los inconformes con la derrota del ultraderechista en las urnas.
Vestidos de verde y amarillo, colores de la bandera de Brasil, los manifestantes se mostraron hostiles con la prensa, según constató un equipo de la agencia noticiosa Afp, que fue expulsado del lugar a gritos de “¡Aquí no!”.
En tanto, Lula anunció a un último grupo de 16 miembros de su gabinete antes de su acto de sucesión, incluidos algunos aliados fuera del Partido de los Trabajadores, entre los que destaca la ex candidata presidencial ambientalista Marina Silva, como ministra de Medio Ambiente, y la senadora Simone Tebet, quien será ministra de Planificación y Presupuesto.