Cierra este zarandeado 2022 con una buena: en noviembre pasado, la tasa de desocupación resultó ser la menor desde que el Inegi comenzó a registrar (2005) este indicador, con lo que se confirma que a lo largo del año mejoró el comportamiento económico, con todo y pandemia y los nocivos efectos globales por la guerra en Ucrania, que repercutió en el mercado laboral. Sin embargo, son de esperar modificaciones dada la salvaje práctica de algunas empresas de despedir personal en diciembre con tal de evadir el pago de aguinaldos y demás prestaciones de ley.
La Jornada (Clara Zepeda) lo reseñó así: “al cierre de noviembre pasado, el mercado laboral mexicano registró la tasa más baja de desocupación desde 2005 (cuando comienza la estadística respectiva), reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, la población ocupada en el país aumentó en 444 mil 35 personas respecto de octubre. Como resultado, la tasa de desocupación pasó de 3.2 a 3 por ciento, su nivel más bajo en los pasados 17 años. El aumento en la ocupación durante el penúltimo mes del año se debió a los empleos formales (322 mil 377), mientras los puestos informales fueron ocupados por 121 mil 658 personas. El aumento de la ocupación durante noviembre estuvo liderado por las mujeres, pues las plazas por ellas ocupadas se incrementaron 268 mil 375”.
La emergencia sanitaria en el país acumula casi un trienio desde su declaración oficial y a pesar de ella poco a poco la situación económica ha mejorado, aunque no hay que perder de vista que 2023 no cuenta con los mejores pronósticos a nivel global, lo que podría convertirse en un dolor de cabeza para los habitantes de este zarandeado planeta.
En vía de mientras, en su más reciente análisis temático a nivel regional la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) detalla que en el primer semestre de 2022 se observó una pronunciada caída de la tasa de desocupación a nivel regional: se redujo 2.8 puntos porcentuales respecto del mismo periodo de 2021, lo que implica que el PIB continúa creciendo, a la par de la disminución de la desocupación, incluso por debajo de los niveles antes de la pandemia.
El cambio en el desempeño laboral “muestra, por una parte, que el crecimiento de las economías de la región se ha reflejado particularmente en el aumento de la tasa de ocupación: mientras en el primer semestre de 2021 la tasa de participación aumentó más que la tasa de ocupación, lo que produjo un incremento de 0.5 puntos porcentuales de la tasa de desocupación, en igual periodo de 2022 la tasa de ocupación aumentó 3.3 puntos porcentuales, casi el doble que el incremento registrado en la tasa de participación (1.7 puntos)”.
En particular, señala la Cepal, el primer semestre de 2022 destaca porque las tasas de ocupación y desocupación mostraron niveles similares o mejores que los registrados antes de la crisis sanitaria. “Durante la primera mitad del presente año la tasa de desocupación es incluso 0.7 puntos porcentuales menor que la observada en 2019, mientras la tasa de ocupación se encuentra casi en los mismos niveles que antes de la pandemia (solo 0.3 puntos porcentuales por debajo). En cambio, en donde todavía se observa un rezago mayor es en la tasa de participación, que en el lapso de referencia se encuentra 0.9 puntos por debajo del nivel alcanzado antes de la crisis”.
El organismo especializado de la ONU subraya que si bien las noticias económicas “están marcadas por el contexto internacional de alta inflación y mayores tasas de interés, durante el primer semestre de 2022, América Latina y el Caribe tuvo un desempeño económico positivo, que se reflejó en los mercados laborales. En ese periodo se verificó el cambio de algunas tendencias observadas en los últimos semestres en los mercados laborales de la región. Con la pandemia, en la región aumentó la desocupación, que se elevó por encima de dos dígitos. Sin embargo, se observa que esta tendencia tiende a revertirse a nivel regional”.
Las rebanadas del pastel
En manos de la justicia boliviana está uno de los protagonistas del golpe de Estado contra Evo Morales: imputado por terrorismo, fue detenido el ultraderechista Luis Fernando Camacho, una suerte de Trump en miniatura y, hasta el miércoles pasado, gobernador del Departamento de Santa Cruz. Este impresentable forma parte del circuito latinoamericano de promotores de golpes blandos en contra de gobiernos legales y legítimos. Eso sí, con Biblia en mano.